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Guatemala: la educación como principal arma contra la delincuencia

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Es un país sitiado: Guatemala.

La violencia y el narcotráfico han paralizado vastas partes del país, amenazando la seguridad de los ciudadanos.

 Además, en Alta Verapaz,  al norte de Guatemala, se ha desplegado el Ejército nacional por primera vez desde que, hace quince años, concluyeron las casi cuatro décadas de guerra civil.

 Este joven, al que llamaremos Juan, tiene 19 años. Nos pidió que no usáramos su nombre para proteger su identidad. Al igual que la mayoría de los guatemaltecos, Juan creció en una familia pobre y, cuando tenía sólo 14 años, su padre alcohólico lo echó de casa.

«La calle era mi casa. Y me iba a la calle a tomar a fumar con los amigos… ¿Qué onda? ¿Cómo te ha ido? Yo ya empezaba a introducirme sustancias, cocaína… Fumaba marihuana demasiado… Yo los buscaba, éramos supuestamente amigos, sin saber que ellos me estaban usando.»

Esos "amigos" están implicados en un comercio internacional de drogas que maneja al año entre 250 y 350 toneladas de cocaína. La droga pasa por Centroamérica, con destino a Norteamérica y Europa. Con sus enormes recursos, el cártel de los Zeta ha tenido poca dificultad en reclutar a jóvenes desesperados por ganarse la vida, como Juan, 

Él se convirtió en un soldado más del ejército de narcotraficantes que merodea  libremente por toda la región. 

El gobierno ha logrado retomar cierto control en Alta Verapaz.  Pero muchos piensan que la calma no durará... 

Mariano González, investigador en la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispo en la ciudad de Guatemala, lamenta que los más vulnerables sean los más afectados por la violencia. 

«La mayor cantidad de personas asesinadas son jóvenes. Eso está claro. Y la mayor parte de los agresores son jóvenes. Tenemos a la juventud como en el centro del problema de la violencia, tanto como víctimas como agresores. Y se está dando un fenómeno trágico.»

En Guatemala se cometen a diario entre 15 y 20 homicidios, una cifra comparable con la que se registraba en los días de la guerra civil, durante la que murieron más de 200.000 personas. De las víctimas actuales, un porcentaje alarmante son menores de 25 años. 

El conocimiento es una de las formas de afrontar la violencia. Por ese motivo se creó la Asociación de Amigos del Desarrollo y la Paz (ADP), un programa educativo innovador que capacita a líderes jóvenes y certifica sus estudios en desarrollo y democracia. Esta iniciativa ha sido posible gracias a la financiación y supervisión del Fondo de Naciones Unidas para la Democracia (UNDEF). 

«Hemos sido una sociedad hecha, conducida, educada para obedecer, no para pensar.»

Roberto Alvarado es el director de ADP.  Está convencido de que fortalecer a la juventud para que tenga voz en su futuro es un arma fundamental en la guerra contra la violencia.

«Tenemos una capacitación en líderes políticos. No podemos permitir que la juventud simplemente emita su sufragio, su voto sin hacer análisis del por qué y para qué lo quieren. Que no estudien solamente para el examen, sino que estudien para la vida.»

Con el apoyo de UNDEF, el programa de ADP capacita a más de 500 jóvenes para que se conviertan en líderes comunitarios. Se les ofrece becas de un año en las que adquieren las habilidades para desarrollarse y manejarse en la vida. Una vez que se gradúan, regresan a sus comunidades para enseñar a otros cuáles son sus derechos, cómo participar en el proceso democrático y cuáles son las leyes nacionales. 

Después de cuatro años en las calles, los hermanos de Juan lo convencieron para que regresara a la escuela y solicitara una beca de  ADP. 

La capacitadora de ADP, Nataly Pacay. 

«Es un joven muy participativo. Era muy maduro… Da sus puntos de vista. No se queda callado. Mueve al grupo. Sí se nota su liderazgo.»

Juan aprendió rápidamente que puede ser un motor de cambio y que su valía era mucho mayor así que como soldado en un cártel de drogas. 

«Ya empezamos a aplicar la democracia y la paz y ahí estamos, cambiando ahora.»

Este reportaje fue producido por Austin Haeberle para las Naciones Unidas.

 

30 de marzo de 2012

Hace apenas quince años acabaron cuatro décadas de guerra civil en Guatemala. Ahora, esa guerra es contra la delincuencia y el narcotráfico. Los jóvenes están entre sus principales víctimas, también entre sus principales agresores, por ese motivo, son ellos los llamados a terminar el conflicto. La ONU les está dando su principal arma: la educación.

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