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Narración

Durante varias semanas han estado llegando por miles.

Esta noche, más de 3.000 refugiados sirios cruzan hacia Jordania.

Los que pueden caminar cargando sus pocas posesiones ayudan a los que no pueden.

Algunos llegan heridos y necesitan atención médica, como este anciano.

Para la mayoría, escapar de un país en guerra ha sido traumático.

Abu Ali caminó durante diez días con su familia desde Damasco.

“Nos dispararon ocho misiles. Nos escondimos entre las casas hasta el anochecer”.

Se fueron contra su voluntad por las amenazas de muerte en su país.

Hamde, de 95 años, es uno de ellos.

“Yo nunca me hubiera ido, pero los soldados llegaron y quemaron nuestras casas. También nos atacaron desde el aire”.

“Vamos a ver aldeas enteras que llegarán en un futuro cercano”.

Andrew Harper, Representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, en Jordania:

”La gente está perdiendo la esperanza en ciertas partes de Daara. Como la mujer, con la que acabo de hablar, tiene 95 años. ¿A los 95 años, quién decide abandonar el país?

Los recién llegados son llevados a estas tiendas de campaña establecidas por guardias fronterizos jordanos. Aquí reciben lo básico, como agua y mantas, antes de ir al campamento de refugiados de Za’atri.

Los guardias fronterizos conocen muy bien los peligros que les aguarda a los refugiados.

“El ejército sirio está disparando a los refugiados que vienen hacia aquí”.

El General de Brigada Ghaleb Al-Hamaideh:

“Cruzan en nuestra dirección y les ayudamos después su llegada a nuestro territorio. No podemos intervenir en el suelo de otro Estado”.

ACNUR estima que durante los próximos meses podría haber alrededor de un millón de refugiados sirios cruzando las fronteras – una crisis que va creciendo y merece un apoyo urgente.

“Tenemos la capacidad; tenemos el espacio, y ciertamente tenemos la voluntad de un gobierno y un pueblo muy generosos.

Pero necesitamos invertir en salud, educación, refugios; en alimentos y agua... Así que necesitamos dinero ahora, para estar mejor preparados.

Súbitamente las luces en la frontera se apagan. El guardia fronterizo sube a la torre de vigilancia – hay una amenaza de seguridad.

Y sin embargo, a pesar de la oscuridad, los refugiados siguen llegando.

Este reportaje fue producido por Bela Szandelsky para las Naciones Unidas.

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