BOLIVIA

Intervención 

del

S.E. Jorge Quiroga Ramírez
Presidente de la República de Bolivia

Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrrollo

Monterrey, Mexico
18 marzo de 2002

Sr Presidente Fox, Sr. Secretario General de Naciones Unidas,
Jefes de Estado y de Gobierno, Ministros y Representantes de países amigos, autoridades de las NNUU, BM, FMI, señoras y señores.

Quiero empezar agradeciendo al Presidente Fox y a su país por la hospitalidad que nos brindan, y felicitarlo porque hoy empieza a recibir la posta del liderazgo latinoamericano.

Las cifras son claras. Miles de millones de nuestros ciudadanos sólo han conocido lo que es vivir en la indigencia. Los desafíos del Siglo XXI son igualmente claros: derrotar la pobreza, el narcotráfico y el terrorismo. Tres enemigos de nuestras democracias, que sólo pueden ser vencidos por el desarrollo con libertades, y por el estado de derecho con oportunidades. Venimos a Monterrey a responder a estos desafíos.

Dejemos de lado las cifras.

Veamos el problema a través de los ojos de la familia Quenta Tarque. Una pareja que vive en la Provincia Pacajes de mi país, son artesanos dedicados a la producción de mantas de alpaca, tienen 10 hijos vivos que alternan el trabajo de campo con la escuela, y dos fallecidos que son parte de las estadísticas de mortalidad infantil.

¿Cómo podemos ayudarlos aquí? Trabajando juntos en tres aspectos: 
1. Financiamiento para su desarrollo.
2. Acceso a mercados para sus productos
3. Integración al mundo de la información digital

Primero, financiamiento.

¿Cuánto se necesita? La mayor cantidad de recursos concesionales que sean sostenibles bajo la perspectiva presupuestaria de los donantes y la solvencia de largo plazo de los organismos de préstamo. Recursos subsidiados en función de la realidad de cada país prestatario y, ojalá, recursos asignados con el criterio de atender la necesidad social del que los recibe, y no de la conveniencia política del que los entrega.
Más importante que cuánto es cómo. ¿Cómo se debe financiar el desarrollo?

Bolivia plantea que se lo haga utilizando el sistema que empleamos para elaborar nuestra Estrategia de Reducción de la Pobreza, con el Diálogo 2000. Un proceso que convocó a miles de mujeres y hombres de todos los municipios del país, de la Iglesia Católica con el Jubileo, de grupos indígenas y gremiales, de empresarios y otras organizaciones de la sociedad. Un proceso que movilizó nuestro capital social para definir el uso de más de 1.500 millones de dólares para un período de 15 años, provenientes del alivio de deuda externa HIPC.

Un proceso basado en el siguiente intercambio: Bolivia abre las puertas a su sociedad civil para que defina el uso de los recursos, asignándolos descentralizadamente a través de los municipios, progresivamente para que las comunidades indígenas y rurales reciban más fondos, garantizando la máxima transparencia a través de reformas institucionales y mecanismos de control social. A cambio de esto la comunidad internacional proporciona recursos no-amarrados a la provisión de bienes y servicios del donante (untied aid), los asigna respetando las prioridades de Bolivia y bajo un marco único y coordinado, evitando la competencia o dispersión que muchas veces daña la efectividad de la ayuda.

Este proceso es sostenible en el tiempo, porque está alimentado por la participación interna, que es más duradera que la condicionalidad externa. Este sistema es confiable porque está basado en evaluaciones por resultados concretos, en vacunaciones, cobertura escolar, de servicios de agua y alcantarillado, y en el antecedente que mi país ha cumplido o excedido las 18 metas consignadas en el primer tramo del programa HIPC de hace casi 4 años.

A la luz de esta experiencia, Bolivia apoya plenamente que la cooperación se otorgue en base a resultados tangibles, en reducción de pobreza y mejoras económicas, para dejar atrás el sistema de asignación por cupos o factores políticos.

La pregunta clave es: ¿si este sistema sirve para asignar más de 1.500 millones de dólares para el desarrollo, provenientes del alivio de deuda, por qué no se lo puede usar para asignar los recursos FUTUROS de cooperación externa, intercambiando participación, descentralización, progresividad, control social y reforma institucional en países como el mío, por ayuda concesional, desatada, coordinada y con evaluación por resultados?.

En este tema un último apunte sobre la corrupción. La corrupción merma recursos para luchar contra la pobreza. La pobreza permanente debilita y destruye los Estados. La ausencia de Estado es terreno fértil para el terrorismo y el narcotráfico. La lógica conclusión es que se debe combatir la corrupción con la misma intensidad y decisión con que se enfrenta al narcotráfico y terrorismo, para que los corruptos compartan el destino de narcotraficantes y terroristas.

Por eso, en mi país y en áreas que estuvieron abiertas a la corrupción, como el cobro de impuestos, aduana, justicia, construcción de caminos e inversiones sociales, se han designado recientemente, con el 90% de votación congresal, servidores públicos, de carrera y formación profesional, cuyos mandatos van más allá del presidencial.

Segundo tema, el acceso a mercados.

Un ciudadano sano y educado, sin acceso a mercados, sin vinculación con el ciclo productivo, es una oportunidad perdida.

En Bolivia hemos reducido el déficit y la inflación. Hemos bajado aranceles y abierto el país a la inversión privada extranjera. Estamos descentralizando la inversión pública orientándola a programas sociales. Estamos cambiando la justicia y reformando las instituciones ...y como nos sentimos? Pues que falta algo crítico: acceso a mercados en sectores agrícolas y manufactureros intensivos en mano de obra.

Vengo de un país que hace 15 años no estaba preparado para competir en el siglo XXI. Nos pusimos en forma y ahora vemos, frustrados, que en el juego de fútbol del comercio mundial cambian constantemente las reglas, para acomodarlas a las exigencias de otros equipos. A varios de nuestros jugadores manufactureros no les permiten meter goles con los pies, sólo con la cabeza, a través de aranceles altos selectivamente aplicados. A nuestros jugadores agrícolas los mantienen lejos del arco contrario a través de masivos subsidios agrícolas. A los que se atreven a meter goles los expulsan por anti-dumping. A otros jugadores les amarran los pies con controles fitosanitarios y ambientales. A nuestro arco lo vuelven más grande y abierto porque países desarrollados nos aconsejan que es mejor, aunque reduzcan el tamaño del suyo.

Y finalmente envían asesores y consultores que dicen que a nuestro equipo le falta "competitividad".

Hablemos claro: no podemos seguir manejando sectores agrícolas y manufactureros intensivos en mano de obra, en pleno tercer milenio, con reglas del Siglo XIX. No podemos predicar apertura para otros y cerrar mercados propios. Es hora de impulsar decididamente el comercio libre, el comercio tri-libre: libre de aranceles, que castigan los textiles y productos de alpaca de la familia Quenta Tarque; libre de subsidios, que financian el subdesarrollo: y libre de controles para-arancelarios. Es que no existe financiamiento para el desarrollo sin apertura de mercados para el desarrollo.

Finalmente, un ciudadano con desarrollo financiado y acceso a mercados debe contar con el tercer elemento: la posibilidad de estar digitalmente integrado. Si antes la brecha educativa dejaba a miles en pobreza, mañana la brecha digital dejará a miles de ciudadanos educados en una suerte de analfabetismo digital. Si antes la pobreza era la causa y la brecha digital el efecto, mañana la brecha digital será la causa y la pobreza el efecto.

En meses pasados y en relación al SIDA se ha establecido que el derecho a la vida vale más que el derecho a la patente. Debemos ahora discutir el justo balance entre el derecho al acceso a tecnología y el derecho a la patente, para que millones de ciudadanos tengan no sólo financiamiento para el desarrollo, sino conocimiento para el desarrollo.

Sr Presidente:

Hace más de medio siglo un abuelo mío escribió un libro que narra las dificultades de una familia campesina y acaba con dos personajes que, lamentándose por el futuro de sus hijos, se preguntaban: "Siempre es noche oscura para nuestra gente. ¿Cuándo llegará el alba? ¿Cuándo llegará el alba?"

Esta es seguramente la misma pregunta que la familia Quenta Tarque y millones como ellos se hacen hoy. La respuesta es que el nuevo día llegará cuando seamos capaces de ampliar los recursos y cambiar el sistema de financiamiento para el desarrollo; cuando seamos capaces de derrumbar las barreras a mercados que condenan a millones de personas a vivir en el lado del subdesarrollo del muro artificial que unos erigen y mantienen; y cuando el acceso al mundo digital sea tan rutinario en las comunidades rurales de Bolivia, como lo es para un boliviano estudiando aquí, en el Tecnológico de Monterrey.

Espero que los cambios que impulsemos a partir de esta Cumbre permitan que el alba del siglo XXI coincida con el amanecer del desarrollo que nuestros pueblos necesitan y esperan. Muchas gracias.



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