“La historia del fin de la trata de esclavos merece ser contada en las Naciones Unidas. De hecho, la defensa de los derechos humanos ocupa un lugar central en la misión de esta Organización en el mundo. Nuestra Carta proclama la igualdad de derechos. La Declaración Universal de Derechos Humanos declara que “nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre”.

Secretario General, Ban Ki-moon
Palabras pronunciadas con ocasión de la inauguración de la exposición
“Prohibido olvidar el triunfo sobre la esclavitud”
Nueva York, 1º de marzo de 2007

El comercio trasatlántico de esclavos perduró por cuatro siglos.

Imagine ser el ser arrancado de su familia entre lágrimas a causa de una guerra étnica… forzado a caminar cientos de millas hasta llegar al mar, en la costa occidental de África que da al Océano Atlántico. Ser despojado de su nombre, de su identidad, de todos y cada uno de los derechos que un ser humano merece. La embarcación europea en la que es obligado a abordar avanza a través del Atlántico, hacia las plantaciones del Caribe y Sudamérica, un viaje a través del terrible “paso del medio”. Una multitud de gente negra de todo tipo encadenada entre sí, con apenas espacio para moverse, viajando durante meses, mareados por el viaje, rodeados por la suciedad de los contenedores repletos de vómito, dentro de los que a menudo caen los niños, algunos sofocándose. Los alaridos de las mujeres y los lamentos de los agonizantes hacen a la escena de horror casi inconcebible. Muerte y enfermedad se encuentran en todo el ambiente y solamente uno de cada seis sobrevive esa travesía y a la brutal y agotadora labor que le sigue.