Glasgow 1 de noviembre de 2021

Primer Ministro Johnson, quiero agradecerle, a usted y al Presidente de la COP, Alok Sharma, su hospitalidad, liderazgo e incansables esfuerzos para preparar esta COP.

Excelencias,

        Los seis años que han transcurrido desde el Acuerdo de París sobre el Clima han sido los años más calurosos registrados.

        Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el abismo.

        Tenemos por delante una difícil decisión: o acabamos con ella o ella acaba con nosotros.

        Es hora de decir basta.

        Basta de maltratar la biodiversidad.

        Basta de matarnos a nosotros mismos con el carbono.

        Basta de tratar la naturaleza como un retrete.

        Basta de quemas, perforaciones y minas cada vez más profundas.

        Estamos cavando nuestra propia tumba.

        El planeta está cambiando ante nuestros ojos, desde la profundidad de los océanos a la cima de las montañas; desde los glaciares que se derriten a los implacables fenómenos meteorológicos extremos que se producen.

        El nivel del mar sube dos veces más rápido que hace 30 años.

        Los océanos están más calientes que nunca y se están calentando cada vez más rápido.

        Varias zonas de la selva amazónica emiten ya más carbono del que absorben.

        Los recientes anuncios en materia de acción climática pueden dar la impresión de que estamos en buen camino para revertir la situación.

        Pero se trata de un espejismo.

        Según el último informe publicado sobre las contribuciones determinadas a nivel nacional, estas seguirían condenando al mundo a un catastrófico aumento de 2,7 ºC.

        Y aunque las últimas promesas fueran claras y creíbles (existen dudas reales sobre algunas de ellas), seguiríamos dirigiéndonos hacia la catástrofe climática.

        Incluso en el mejor de los casos posibles las temperaturas aumentarán muy por encima de 2 ºC.

        Por lo tanto, en el momento en que abrimos esta conferencia tan esperada sobre el clima, seguimos abocados a la catástrofe climática.

        Los jóvenes lo saben.

        Todos los países lo ven.

        Los pequeños Estados insulares en desarrollo y otros Estados vulnerables lo viven.

        Para ellos el fracaso no es una opción.

        El fracaso es una sentencia de muerte.

Excelencias,

        Es la hora de la verdad.

        Nos acercamos rápidamente a varios puntos de inflexión que desencadenarán bucles retroactivos de sobrecalentamiento global.

        Pero la inversión en una economía de emisiones netas de valor cero y resiliente frente al clima también creará bucles retroactivos, círculos virtuosos de crecimiento, empleo y oportunidades sostenibles.

        Podemos basarnos en los progresos realizados.

        Varios países han presentado compromisos creíbles para lograr emisiones netas de valor cero a mediados de siglo.

        Muchos han dejado de participar en la financiación internacional del carbón.

        Más de 700 ciudades están a la vanguardia de la neutralidad en emisiones de carbono.

        El sector privado se está despertando.

        La iniciativa Net-Zero Asset Owners Alliance, la referencia en materia de compromisos creíbles y objetivos transparentes, gestiona activos por valor de 10 billones de dólares e impulsa el cambio en varios sectores.

        La legión de la acción climática, encabezada por los jóvenes, es imparable.

        Son más. Se les oye más. Y les aseguro que no se van a marchar.

        Estoy con ellos.

 

Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el abismo. Tenemos por delante una difícil decisión: o acabamos con ella o ella acaba con nosotros. Es hora de decir basta.

 

Excelencias,

        La ciencia es clara. Sabemos lo que tenemos que hacer.

        En primer lugar, debemos mantener vivo el objetivo de 1,5 ºC.

        Para ello se necesita una mayor ambición en materia de mitigación y medidas inmediatas y concretas para reducir un 45 % las emisiones a nivel mundial para 2030.

        Los países del G20 tienen una responsabilidad especial, dado que representan alrededor del 80 % de las emisiones.

        Según el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y a la luz de las circunstancias nacionales, los países desarrollados deben encabezar los esfuerzos.

        Pero las economías emergentes también tienen que hacer un esfuerzo adicional, ya que su contribución es esencial para reducir de forma efectiva las emisiones.

        Necesitamos el nivel máximo de ambición de todos los países y en todos los frentes para que Glasgow sea un éxito.

        Insto a los países desarrollados y a las economías emergentes a formar coaliciones capaces de crear las condiciones financieras y tecnológicas necesarias para acelerar la descarbonización de la economía y el abandono del carbón.

        No nos hagamos ilusiones: si al finalizar esta COP los compromisos se quedan cortos, los países deben revisar sus planes y políticas nacionales sobre el clima.

        No deben hacerlo cada cinco años, sino cada año.

        Hasta lograr el objetivo de 1,5 ºC.

        Hasta que se ponga fin a los subsidios a los combustibles fósiles.

        Hasta que se ponga un precio al carbono.

        Y hasta que se haya abandonado el carbón.

        Pero también necesitamos una mayor claridad.

        Hay un déficit de credibilidad y un exceso de confusión sobre la reducción de las emisiones y las metas de emisiones netas de valor cero; existen distintos significados y distintas formas de contabilizarlas.

        Por ello, además de los mecanismos establecidos en el Acuerdo de París, anuncio hoy que crearé un grupo de expertos encargado de proponer normas claras para medir y analizar los compromisos sobre emisiones netas de valor cero de los agentes no estatales.

 

  No nos hagamos ilusiones: si al finalizar esta COP los compromisos se quedan cortos, los países deben revisar sus planes y políticas nacionales sobre el clima. No deben hacerlo cada cinco años, sino cada año. Hasta lograr el objetivo de 1,5 ºC.

       

En segundo lugar, debemos hacer más para proteger a las comunidades vulnerables de los peligros patentes y reales del cambio climático.

        En el último decenio, casi 4.000 millones de personas han sido víctimas de desastres relacionados con el clima.

        Esa destrucción no hará más que aumentar.

        La adaptación funciona.

        Los sistemas de alerta temprana salvan vidas. La agricultura y la infraestructura inteligentes desde el punto de vista del clima salvan empleos.

        Todos los donantes deben destinar a la adaptación la mitad de su financiación para el clima.

        Los bancos públicos y los bancos multilaterales de desarrollo deben empezar lo antes posible.

        En tercer lugar, esta COP debe ser un lugar para la solidaridad.

        La promesa de destinar 100.000 millones de dólares anuales a la financiación para el clima en apoyo de los países en desarrollo debe convertirse en una realidad.

        Es esencial para recuperar la confianza y la credibilidad.

        Celebro las iniciativas encabezadas por Alemania y el Canadá para ayudarnos a lograrlo.

        Se trata de un primer paso, pero demora varios años el apoyo más amplio, sin garantías claras.

        Aparte de los 100.000 millones de dólares, los países en desarrollo necesitan recursos mucho mayores para luchar contra el COVID-19, crear resiliencia y lograr el desarrollo sostenible.

        Los que más sufren, a saber, los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo, necesitan financiación de forma urgente.

        Más financiación pública para el clima. Más ayuda internacional para el desarrollo. Más subvenciones. Más facilidades para acceder a la financiación.

        Y los bancos multilaterales de desarrollo deben esforzarse más por movilizar una mayor inversión mediante la financiación combinada y privada.

 

Excelencias,

        Están sonando las alarmas.

        Nuestro planeta nos está diciendo algo.

        Igual que las personas en todo el mundo.

        La acción climática es la mayor preocupación de las personas, en todos los países e independientemente de la edad y el género.

        Debemos escuchar. Debemos actuar. Y debemos elegir sabiamente.

        En nombre de esta generación y de las generaciones futuras, los insto:

        A que elijan la ambición.

        A que elijan la solidaridad.

        A que elijan la protección de nuestro futuro y el de la humanidad. Muchas gracias.

 


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