Los cambios en el clima nos afectan a todos, pero son las personas más pobres del mundo, junto aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad, en especial, las mujeres y las niñas, quienes sufren las peores consecuencias de las perturbaciones ambientales, económicas y sociales. Sin embargo, esas mismas mujeres y niñas son también pioneras en la adopción de nuevas técnicas agrícolas, las primeras en responder cuando tiene lugar un desastre y las encargadas de tomar decisiones importantes en el hogar con relación a la energía y los desechos. Las medidas climáticas no serán fructíferas ni sostenibles salvo que cuenten con la participación de las mujeres.

El Secretario General de las Naciones Unidas ha destacado el liderazgo de las mujeres por su capacidad única de servir como "impulsoras de soluciones" cuando están empoderadas.

En países rurales y en vías de desarrollo, las mujeres adoptan un papel importante al apoyar sus hogares, actuar como cuidadoras, proporcionar alimentos y aportar ingresos para sus familias. Los análisis de la ONU demuestran que los hombres y las mujeres cuentan con distintos mecanismos de adaptación y puntos débiles al enfrentarse a los efectos del cambio climático. De esta forma, no sorprende que las dinámicas de género afecten a las consideraciones a la hora de diseñar e implementar estrategias para encontrar soluciones de adaptación frente al cambio climático.

Las Naciones Unidas se centran en las mujeres de todo el mundo como agentes de cambio, de modo que las enseñan a incorporar soluciones inteligentes desde el punto de vista climático en las labores que realizan. Estos enfoques impulsados por la comunidad no solo resultan beneficiosos para el medio ambiente, sino que también empoderan a las mujeres para ayudarlas a mejorar la calidad de vida de sus familias y comunidades, al tiempo que promueven el desarrollo sostenible.

Ilustración con 6 mujeres que ilustran situaciones relacionadas con el tema de la igualdad de género.

En Côte d'Ivoire, por ejemplo, las mujeres conforman el 70 % del sector agrícola, pero solamente poseen el 3 % de las tierras que cultivan. A través de sus métodos tradicionales e intensivos en mano de obra, las mujeres lucharon por obtener ingresos con la producción de manteca de karité, una industria por la que el país es famoso. Cuando ONU-Mujeres, con distintos asociados locales, creó un programa destinado a ayudar a las mujeres a modernizar el proceso, con especial atención a la reducción de la deforestación, estas consiguieron incrementar la producción para crear un producto de alta calidad que también les permitió cumplir los estándares de competitividad del mercado y aumentar sus márgenes de beneficios.

En Malí, las mujeres se sentían cada vez más desalentadas debido a la degradación de la tierra y los recursos naturales, lo que suponía una amenaza para sus medios de subsistencia relacionados con la agricultura. Un programa de la ONU introdujo técnicas de agricultura sostenible, lo que contribuyó a que pudieran modernizar sus técnicas agrarias y dominar prácticas de conservación de la tierra respetuosas con el medio ambiente. En un país en el que las mujeres dedicadas a la agricultura conforman la mitad de la población, estas habilidades son de gran ayuda para evitar que las mujeres sean más vulnerables y más susceptibles a vivir en situaciones de pobreza.

Cómo está cambiando la COVID-19 el activismo climático para las mujeres jóvenes

Collage de fotos de mujeres activistas.

ONU Mujeres preguntó a diferentes mujeres jóvenes y niñas que están en primera línea del activismo climático cómo podemos todos nosotros formar parte del movimiento, desde la seguridad de nuestras casas, y qué podemos aprender de la pandemia que está azotando nuestro planeta.

No se debe infravalorar nunca la energía y vitalidad de las mujeres como elementos catalizadores para el cambio. Gracias a una iniciativa de ONU-Mujeres en Liberia, las mujeres mayores y analfabetas (un grupo especialmente vulnerable) han contribuido a disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y a fomentar la energía solar como una fuente alternativa al keroseno, un recurso peligroso y costoso. Con formación en ingeniería solar , estas mujeres están ayudando a sus comunidades a gozar de una mejor calidad de vida. Las personas pueden desplazarse libremente gracias a la mejora de la seguridad por las noches, los niños pueden estudiar seguros durante más horas en habitaciones correctamente iluminadas, y los recursos para la subsistencia están aumentando con la creación de trabajadores con nuevas aptitudes.

En la Camboya rural, el biogás ayuda a contrarrestar los efectos del cambio climático. ONU Mujeres y el PNUMA, al haber otorgado una posición central a la igualdad de género y los derechos humanos en la acción climática y la reducción del riesgo de desastres, han ayudado a estas mujeres a convertirse en pioneras en la adopción de tecnologías y conocimientos nuevos en las comunidades, donde la resistencia al cambio es elevada. Ahora existe una aceptación cada vez mayor de las soluciones nuevas y una mayor sensibilización acerca de su capacidad para dirigir el cambio.