Los alimentos y el cambio climático: Una dieta más sana por un planeta más saludable

Fotocomposición de frutas y verduras: cebolla, pepino, pepinillos, calabaza, berenjena, ajo y pimiento rojo comparten el espacio con un plátano, que está dentro de una bolsa de red reutilizable.

¿Qué tienen que ver los alimentos con el cambio climático?

Tanto lo que comemos como la forma de producir los alimentos repercuten en nuestra salud, y también en el medio ambiente.

Los alimentos pasan por diferentes etapas ya que deben producirse, procesarse, transportarse, distribuirse, prepararse, consumirse; pero, muchas veces, también es necesario eliminarlos. En cada una de estas etapas se producen gases de efecto invernadero que atrapan el calor del Sol contribuyendo al cambio climático. Más de un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el hombre se relaciona con los alimentos.

La mayor parte de los gases de efecto invernadero relacionados con los alimentos tienen su origen en el uso del terreno y la agricultura. Aquí se incluirían, por ejemplo:

  • El metano producido por el proceso digestivo del ganado bovino,
  • el óxido nitroso proveniente del uso de fertilizantes en la producción de cultivos,
  • el dióxido de carbono causado por la tala de bosques para la expansión de los terrenos de labranza y
  • otras emisiones en agricultura causadas por el aprovechamiento del estiércol, el cultivo de arroz, la quema de los residuos de cultivos y el uso de combustibles en las granjas.

Una parte mucho más pequeña de estas emisiones de efecto invernadero causadas por los alimentos proviene de:

  • la propia refrigeración y transporte de los alimentos,
  • los procesos industriales como los destinados a la producción de papel y aluminio para el envasado,
  • la gestión de los desechos de alimentos.

 

 

¿Qué clase de alimentos producen las mayores emisiones de gases de efecto invernadero?

El impacto climático de los alimentos se mide en términos de intensidad de estas emisiones de gases de efecto invernadero. La intensidad de estas emisiones se expresa en kilogramos de "equivalentes de dióxido de carbono” –donde se incluye no solo el CO2 sino también todos los gases de efecto invernadero– por cada kilogramo de alimento, por cada gramo de proteína o por cada caloría.

Los alimentos de origen animal, especialmente las carnes rojas, los productos lácteos y los crustáceos de piscifactoría, se asocian habitualmente con las mayores tasas de emisión de gases de efecto invernadero, debido a que:

  • La producción de carne requiere a menudo extensos pastizales, que se crean normalmente mediante la tala de árboles, liberando el dióxido de carbono almacenado en sus bosques.
  • El ganado bovino y ovino emiten metano cuando digieren la hierba y plantas de las que se alimentan.
  • Los residuos del ganado en los prados, así como los fertilizantes usados en los cultivos para la alimentación de este ganado, emiten óxido nitroso, el cual constituye otro poderoso gas de efecto invernadero.
  • Las piscifactorías de crustáceos suelen encontrarse en zonas costeras antes cubiertas de manglares que absorbían enormes cantidades de carbono. La huella de carbono que causan estas piscifactorías se debe principalmente al carbono almacenado que se libera a la atmósfera cuando se talan los manglares.

Los alimentos de origen vegetal, p. ej., frutas y verduras, cereales integrales, judías, guisantes, nueces y lentejas, suelen usar menos energía, terrenos y agua y, además, tienen una menor intensidad de gases de efecto invernadero en comparación con los alimentos de origen animal.

En estos tres gráficos se puede observar la huella de carbono de diferentes productos alimentarios. Las emisiones pueden compararse en función del peso (por kilogramo de alimento), o en términos de unidades nutricionales (por 100 gramos de proteína o por 1.000 kilocalorías), lo que nos muestra la eficiencia con la que los distintos alimentos suministran proteínas o energía.

Gráfico muestra kilogramos de emisiones de gases de efecto invernadero por cada 100 gramos de alimento
 
Gráfico muestra kilogramos de emisiones de gases de efecto invernadero por cada 100 gramos de proteínas
 
Gráfico muestra kilogramos de emisiones de gases de efecto invernadero por 1000 kilocalorías

 

Notas:

Las emisiones se miden en kilogramos de dióxido de carbono equivalente (kgCO2eq) y tienen en cuenta no sólo el dióxido de carbono sino también otros gases de efecto invernadero, como el metano y el óxido nitroso, siendo estos equivalentes del dióxido de carbono con el mismo potencial de calentamiento global.

La carne de vacuno combina el ganado vacuno para carne y leche | El marisco y el pescado son de piscifactoría | El queso y la leche incluyen todos los productos lácteos, es decir, de origen animal como la vaca, la cabra, la oveja, el búfalo o el camello.

Fuentes disponibles en inglés:

Babiker, M., G. Berndes, K. Blok, B. Cohen, A. Cowie, O. Geden, V. Ginzburg, A. Leip, P. Smith, M. Sugiyama, F. Yamba, 2022: Cross-sectoral perspectives (Chapter 12). El cambio climático en 2022: La mitigación del cambio en el clima. Contribución del Grupo de Trabajo III al Sexto Informe de Evaluación del IPCC [P.R. Shukla, J. Skea, R. Slade, A. Al Khourdajie, R. van Diemen, D. McCollum, M. Pathak, S. Some, P. Vyas, R. Fradera, M. Belkacemi, A. Hasija, G. Lisboa, S. Luz, J. Malley, (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, UK and New York, NY, USA. doi: 10.1017/9781009157926.005

- Poore, J., & Nemecek, T. (2018). Reducing food’s environmental impacts through producers and consumers. Science, 360(6392), 987-992

- EDGAR-FOOD global emission inventory of GHGs from the food systems

- Our World in Data: Environmental Impacts of Food Production


 


¿Cómo pueden reducirse las emisiones relacionadas con los alimentos?

La forma de reducir las emisiones del sector alimentario varía en función de cada etapa, desde la de producción hasta la que incluye al consumidor.

Cuando sea adecuado, un cambio a una dieta con más proteínas vegetales (como judías, garbanzos, lentejas, nueces y cereales), con la consiguiente reducción de alimentos de origen animal (carnes y lácteos) y menos grasas saturadas (mantequillas, leche, queso, carnes, aceite de coco o de palma) puede llevar a una importante reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero si lo comparamos con los patrones dietéticos prevalentes en la mayoría de países industrializados.

Otras proteínas alternativas, como los sustitutos de la carne y los productos lácteos de origen vegetal, las proteínas procedentes de insectos y la carne cultivada en laboratorio, ofrecen perspectivas prometedoras y están atrayendo una demanda creciente, inversiones financieras e innovación tecnológica.

Sin embargo, los productos animales siguen siendo una importante fuente de seguridad alimentaria, nutrición y el medio de vida de un gran número de poblaciones rurales de todo el mundo. La mejora de los piensos y de las técnicas de alimentación pueden reducir el metano generado durante la digestión del ganado, así como la cantidad de gases liberados por la descomposición del estiércol. De la misma manera, un rebaño de menor tamaño, con menos animales y más productivos, también puede ayudar. Las mejores prácticas agrícolas como el uso de fertilizantes mejorados, la rotación de pastos para mantener un suelo sano que almacene carbono, así como la restauración de las tierras degradadas, pueden ayudar a reducir significativamente las emisiones de gases con efecto invernadero.

Al mismo tiempo, la clave la encontramos en la reducción de los desechos de alimentos. Casi 1000 millones de toneladas de alimentos (un 17 % de todos los alimentos disponibles para los consumidores de todo el mundo) acaban en la basura cada año. La producción, su transporte y dejar que los alimentos se deterioren contribuyen a más del 8 % de las emisiones globales de gases con efecto invernadero. Si los desechos de alimentos se produjeran en un único país, este sería el tercer país con más emisiones a nivel mundial.

 

 

¿Qué puede hacerse?

Consumir comidas más saludables

Comenzar a llevar una dieta equilibrada, más rica en verduras y frutas: una que favorezca el aporte de la energía y los nutrientes necesarios procedentes de distintos grupos de alimentos y que prescinda en buena medida de aquellos alimentos que resulten más negativos para el planeta.

La carne y los lácteos pueden ser fuentes importantes de micronutrientes y proteínas, en concreto, dentro de aquellos países con rentas más bajas donde las dietas carezcan de diversidad. Sin embargo, en la mayoría de países con rentas elevadas, este cambio a una alimentación basada en frutas y verduras fomentaría una mejor salud a la vez que disminuiría notablemente nuestro impacto ambiental si la comparáramos con una dieta media basada en carnes animales.

Lo que uno come es mucho más importante que lo lejos que pueda transportarse un determinado alimento o incluso lo que cueste el envase que lo contenga. El transporte y el envasado normalmente representan solo una pequeña parte de los gases de efecto invernadero que producen los alimentos.

Reducir la cantidad de nuestros desechos de alimentos

Piense, por ejemplo, acerca de su forma de comprar, preparar y servir sus alimentos. Cuando se deshace de alimentos, también está desperdiciando la energía, el terreno, el agua y los fertilizantes utilizados para producirlos, envasarlos y transportarlos.

Compre solo lo que necesite y gaste todo lo que compre. No tenga inconveniente en comprar frutas y verduras cuya forma o aspecto no sean perfectos. Ya que, en caso contrario, acabarían desperdiciándose.

No desperdicie, minimice gastos, reduzca las emisiones y ayude a conservar los recursos para las generaciones venideras.

Si necesita deshacerse de sus alimentos, utilizar como compostaje todos aquellos que le sobren puede llegar a reducir la cantidad de metano y CO2 emitidos por los residuos orgánicos.

Optar por recetas sostenibles

Eche un vistazo a aquellas recetas recomendadas por chefs de prestigio para cocinar no solo platos deliciosos sino también saludables para usted y el planeta.

Hacer la compra con bolsas reutilizables

La producción, el uso y eliminación de los plásticos contribuyen a agravar el cambio climático. Utilice su propia bolsa reutilizable en lugar de una bolsa de plástico y reducirá la cantidad de desechos plásticos en el mundo.

Si desea conocer más consejos, consulte la campaña ActNow.

 

Más información

¡Conviértete en un héroe de la alimentación!

Detrás de nuestros alimentos, siempre hay alguien que se encarga de producirlos, plantarlos, cosecharlos, pescarlos o transportarlos. Estos héroes de la alimentación ayudan a garantizar que las personas de todo el mundo dispongan de alimentos asequibles, seguros y nutritivos.

Registra tus hábitos y haz un seguimiento de sus efectos

La aplicación AWorld para la campaña "Actúa ahora" te permite registrar tus hábitos y te sugiere acciones que puedes incorporar a tu día a día para reducir la huella de carbono o ahorrar agua o energía. ¡Descárgate la aplicación!

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Conozca más sobre cómo puede afectar el cambio climático a todos y cada uno de los distintos sectores y ecosistemas y por qué, en lugar de explotar nuestros recursos naturales, debemos protegerlos para avanzar a favor de una acción por el clima.