Datos sobre la acción climática

 

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  1. El cambio climático puede ser un proceso natural en el que la temperatura, las precipitaciones, el viento y otros elementos varían durante décadas o más. Durante millones de años, nuestro mundo ha sido más cálido y más frío de lo que es ahora. No obstante, en la actualidad estamos experimentando un rápido calentamiento sin precedentes debido a las actividades humanas, principalmente por la quema de combustibles fósiles que generan emisiones de gases de efecto invernadero.
  2. Las crecientes emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la actividad humana actúan como una manta que envuelve a nuestro planeta, atrapando el calor del sol y elevando las temperaturas.
  3. Algunos ejemplos de emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano. Estos provienen de la quema de combustibles fósiles, como la gasolina que utilizamos para conducir un coche o el carbón que utilizamos para calentar un edificio. El desmonte de tierras y bosques también puede liberar dióxido de carbono. Los vertederos de basura son otra fuente de gases de efecto invernadero. Los sectores de la energía, la industria, la agricultura y la eliminación de residuos son algunos de los principales emisores de gases de efecto invernadero.
  4. Las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado sus niveles más altos en dos millones de años y siguen aumentando. Como resultado, la Tierra está aproximadamente 1,1 °C más caliente que en el siglo XIX. La última década fue la más cálida de la que se tiene constancia.
  5. Mucha gente piensa que el cambio climático significa principalmente que tendremos temperaturas más cálidas. Sin embargo, el aumento de la temperatura es tan solo el comienzo. Debido a que la Tierra es un sistema en el que todo está conectado los cambios en un área pueden influir en los cambios de todas las demás. Las consecuencias del cambio climático son, entre otras, sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.
  6. Las personas experimentamos el cambio climático de diversas maneras. Afecta a nuestra salud, a la capacidad de cultivar alimentos, a la vivienda, a la seguridad y al trabajo. Algunos de nosotros ya somos más vulnerables a los efectos del cambio climático, como las personas que viven en los pequeños Estados insulares en desarrollo. Varias condiciones causadas por el cambio climático, como la subida del nivel del mar y la intrusión de agua salada, han avanzado hasta el punto de que comunidades enteras han tenido que reubicarse. Se prevé que en el futuro aumente este número de "refugiados climáticos".
  7. Cada pequeño aumento del calentamiento global es importante. En un informe de 2018, miles de científicos y revisores gubernamentales coincidieron en que limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1,5 °C nos ayudaría a evitar los peores efectos del cambio climático y a mantener un clima habitable. Sin embargo, la trayectoria actual de las emisiones de dióxido de carbono podría aumentar la temperatura global hasta en 4,4 °C para finales de siglo.
  8. Las emisiones que provocan el cambio climático proceden de todas las partes del mundo y nos afectan a todos, pero algunos países producen muchas más que otros. Los 100 países que menos emiten generan el 3 % de las emisiones totales. Los 10 mayores emisores aportan el 68 %. Todo el mundo debe tomar medidas en relación con el clima, pero las personas y los países que crean más problemas tienen una mayor responsabilidad para actuar con urgencia.
  9. El cambio climático es un desafío enorme, pero ya conocemos muchas soluciones. Las soluciones que conocemos pueden aportar beneficios económicos, al tiempo que mejoran nuestras vidas y protegen el medio ambiente. También contamos con acuerdos globales para guiar el progreso, como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio y el Acuerdo de París . Hay tres grandes categorías de acción: reducir las emisiones, adaptarse a los efectos del cambio climático y financiar los ajustes necesarios.
  10. El cambio de los sistemas energéticos de los combustibles fósiles a las energías renovables, como la solar, reducirá las emisiones que provocan el cambio climático. Pero debemos comenzar ya. Mientras una creciente coalición de países se ha comprometido a lograr cero emisiones netas para 2050, alrededor de la mitad de las reducciones de emisiones deberían estar ya en marcha en 2030 para mantener el calentamiento por debajo de 1,5 °C. La producción de combustibles fósiles debe disminuir aproximadamente un 6 % cada año entre 2020 y 2030.
  11. La adaptación a las consecuencias del cambio climático protege a las personas, los hogares, las empresas, los medios de subsistencia, las infraestructuras y los ecosistemas naturales. Abarca los efectos actuales y los probables en el futuro. La adaptación será necesaria en todas partes, pero ahora debe darse prioridad a las personas más vulnerables y con menos recursos para hacer frente a los riesgos climáticos. Los beneficios pueden ser muchos. Los sistemas de alerta temprana de catástrofes, por ejemplo, salvan vidas y propiedades, y pueden aportar beneficios hasta 10 veces superiores al coste inicial.
  12. Podemos pagar la factura ahora, o pagarla muy cara en el futuro. La acción climática requiere importantes inversiones financieras por parte de gobiernos y empresas. Pero la inacción climática es mucho más cara. Un paso fundamental es que los países industrializados cumplan su compromiso de aportar 100 000 millones de dólares anuales a los países en desarrollo para que puedan adaptarse y avanzar hacia economías más ecológicas.

 

Fuentes: IPCC (1), OMM (4, 7, 10), WMO (4), IPCC (4, 7), ONU Acción por el Clima (8, 10), Banco Mundial (11).

 

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  1. Las actividades humanas han calentado la atmósfera, el océano y la tierra, produciendo cambios generalizados y rápidos en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera.
  2. La escala de los cambios recientes en el sistema climático no tiene precedentes en muchos siglos o miles de años. Muchos cambios son irreversibles durante siglos o milenios, especialmente en lo que respecta al océano, las capas de hielo y el nivel global del mar.
  3. El cambio climático inducido por el hombre afecta a todas las regiones. Cada vez hay más pruebas de su relación con olas de calor extremas, fuertes precipitaciones, sequías y ciclones tropicales.
  4. La temperatura global de la superficie seguirá aumentando al menos hasta mediados de siglo. Si no reducimos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas, el calentamiento global superará los 1,5 grados centígrados, tras lo cual las consecuencias climáticas serán aún más graves.
  5. Cuanto más se calienta el mundo, mayores son los cambios en el sistema climático. Esto incluye una mayor frecuencia e intensidad de los calores extremos, olas de calor marinas, fuertes precipitaciones, sequías agrícolas y ecológicas en algunas regiones, la proporción de ciclones tropicales intensos y la reducción del hielo marino del Ártico, de la capa de nieve y del permafrost.
  6. El calentamiento global continuado intensificará el ciclo global del agua, haciéndolo más variable, y cambiando las precipitaciones monzónicas y la severidad de los eventos húmedos y secos.
  7. A medida que aumenten las emisiones de dióxido de carbono, el océano y la tierra serán menos eficaces para absorber y frenar la acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera.
  8. Con un mayor calentamiento del planeta, todas las regiones experimentarán cada vez más cambios en los factores de impacto climático. Los factores estarán más extendidos a 2 grados centígrados en comparación con 1,5 grados centígrados, y aún más a niveles de calentamiento superiores.
  9. El colapso de la capa de hielo, los cambios bruscos en las corrientes oceánicas y el calentamiento más allá de las proyecciones actuales son resultados menos probables, pero no pueden descartarse.
  10. Para limitar el calentamiento global inducido por el hombre, es necesario limitar las emisiones acumuladas de dióxido de carbono, alcanzando al menos el nivel de cero emisiones, o cero neto. También sería necesario reducir en gran medida las emisiones de otros gases de efecto invernadero, como el metano.
  11. La consecución de unas emisiones de gases de efecto invernadero bajas o muy bajas conllevaría en pocos años efectos perceptibles en las concentraciones de gases de efecto invernadero y aerosoles y en la calidad del aire. Las diferencias discernibles en la temperatura global de la superficie surgirían en unos 20 años.

 

Fuentes: conclusiones y proyecciones de Cambio climático 2021 del IPCC: Las ciencias físicas..

 

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  1. La Tierra tiene en la actualidad una temperatura 1,1 °C superior a la que tenía en el siglo XIX. No estamos en vías de cumplir el objetivo del Acuerdo de París de evitar que la temperatura global supere los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Se considera que ese es el límite superior para evitar las peores consecuencias del cambio climático.
  2. Los años del 2015 al 2019 fueron los cinco años más cálidos registrados, mientras que la década de 2010 a 2019 fue la década más cálida registrada de todos los tiempos.
  3. La temperatura global de la superficie ha aumentado más rápido desde 1970 que en cualquier otro período de 50 años durante al menos los últimos 2000 años.
  4. Si las emisiones de dióxido de carbono siguen su curso actual, la temperatura podría aumentar hasta 4,4 °C a finales de siglo.
  5. En 2019, las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevos máximos. Los niveles de dióxido de carbono fueron el 148 % de los niveles preindustriales.
  6. Las concentraciones de gases de efecto invernadero, que ya están en sus niveles más altos en dos millones de años, han seguido aumentando.
  7. Desde mediados de la década de 1980, las temperaturas del aire de la superficie del Ártico se han calentado al menos dos veces más rápido que la media mundial, mientras que el hielo marino, la capa de hielo de Groenlandia y los glaciares han disminuido en el mismo período y las temperaturas del permafrost han aumentado.
  8. Las emisiones deben disminuir un 7,6 % al año entre 2020 y 2030 para evitar que las temperaturas superen los 1,5 °C y un 2,7 % al año para mantenerse por debajo de los 2 °C.
  9. El déficit de emisiones en 2030, o la diferencia entre la reducción necesaria de dióxido de carbono y las tendencias actuales, se estima en 12-15 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (Gt CO2e) para limitar el calentamiento global por debajo de los 2 °C. Para el objetivo de 1,5 °C, la diferencia es de 29-32 Gt de CO2e, lo que equivale aproximadamente a las emisiones combinadas de los seis mayores emisores.
  10. Para seguir una senda coherente con 1,5 °C, el mundo tendrá que reducir la producción de combustibles fósiles en aproximadamente un 6 % anual entre 2020 y 2030. En cambio, los países están planificando y proyectando un aumento medio anual del 2 %, lo que en 2030 supondría más del doble de la producción compatible con el límite de 1,5 °C.

 

Fuentes: OMM (1, 9, 10), IPCC (1, 3, 4, 6), OMM (2, 5, 7), PNUMA (8)

 

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  1. La adaptación al cambio climático protege a las personas del aumento de las temperaturas, la subida de los mares, las tormentas más fuertes, las lluvias imprevisibles y los océanos más ácidos. Algunas personas son más vulnerables a estos efectos, como las que viven en la pobreza.
  2. Los pequeños estados insulares en desarrollo son especialmente vulnerables si no se adaptan a las tormentas y a la subida del nivel del mar. En algunos de estos países, las pérdidas económicas relacionadas con las catástrofes ya han alcanzado el 200 % del volumen de su economía nacional.
  3. Los costes de adaptación anuales estimados en los países en desarrollo son del orden de 70 000 millones de dólares, pero podrían alcanzar los 300 000 millones para 2030. Tan solo el 21 % de la financiación internacional del clima se destina a la adaptación y la resiliencia, unos 16 800 millones de dólares al año.
  4. A nivel mundial, una inversión de 1,8 billones de dólares en sistemas de alerta temprana, infraestructuras resistentes al clima, mejora de la agricultura de secano, protección de los manglares a nivel mundial y recursos hídricos resistentes podría generar 7,1 billones de dólares en costes evitados y beneficios sociales y medioambientales.
  5. Más del 60 % de los países cuentan con estrategias basadas en la naturaleza en sus planes nacionales de acción climática; una parte similar ha reconocido que la adaptación depende de la protección de los ecosistemas y la biodiversidad.
  6. La mejora de los datos meteorológicos junto con los sistemas de alerta temprana y gestión de emergencias reducen los daños físicos y las pérdidas económicas. El acceso universal a los sistemas de alerta temprana puede reportar beneficios hasta 10 veces superiores al coste inicial.
  7. Si no se toman medidas de adaptación, el número de personas que carecen de agua suficiente durante al menos un mes al año se disparará de los 3600 millones actuales a más de 5000 millones para 2050.
  8. La irrigación con energía solar, los sistemas de alerta meteorológica, las nuevas variedades de cultivos y otras medidas de adaptación pueden ayudar a evitar una caída del rendimiento agrícola mundial de hasta un 30 % para 2050.
  9. La mejora de los sistemas sanitarios podría ayudar a evitar 250 000 muertes adicionales relacionadas con el clima entre 2030 y 2050, principalmente por causas evitables como la malnutrición, la malaria, la diarrea y el estrés térmico.
  10. En todo el mundo, solo el 38 % de las pequeñas empresas han invertido en la adaptación a los riesgos medioambientales, en comparación con el 60 % de las grandes empresas. Durante la pandemia de COVID-19, las empresas capaces de resistir las perturbaciones tenían cinco veces menos probabilidades de despedir a sus empleados y más probabilidades de lograr ventas estables.

 

Fuentes: GCA (1, 4, 7, 8), IMF (2), PNUMA (3), OCDE (3), IRM/CGA (5), Banco Mundial (6), OMS (9), ITC (10)

 

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  1. La financiación pública para el clima, incluidos los 100 000 millones de dólares que los países desarrollados han acordado proporcionar a los países en desarrollo cada año, apoya infraestructuras críticas para la adaptación, la resiliencia y la nueva economía basada en las energías renovables.
  2. Según la evaluación más reciente llevada a cabo por los países desarrollados, la financiación climática total, que cuenta para el compromiso de 100 000 millones de dólares, sigue siendo insuficiente, habiendo alcanzado los 78 900 millones de dólares en 2018.
  3. Aunque la financiación de la adaptación aumentó más rápido entre 2016 y 2018, su porcentaje global de la financiación pública total fue solo del 21 % en 2020. Los costes de adaptación para los países en desarrollo pueden oscilar entre 140 000 y 300 000 millones de dólares anuales para 2030, y entre 280 000 y 500 000 millones para 2050.
  4. La financiación privada podría proporcionar la mayor reserva de capital. Si se despliega suficiente financiación pública internacional para el clima para movilizar recursos privados, será posible pasar de los miles de millones a los billones necesarios.
  5. Más de 160 empresas con 70 billones de dólares en activos han unido sus fuerzas para dirigir la economía mundial hacia las cero emisiones netas y hacia el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
  6. La respuesta fiscal global combinada a la pandemia fue de 18 billones de dólares en marzo de 2021. La misma decisión es imperativa en la respuesta a la crisis climática.
  7. Los paquetes de recuperación ofrecidos para la pandemia causada por el COVID-19 no han sido ecológicos, en general, a pesar del apoyo público general a una recuperación ecológica. En los países del G20, se han destinado 250 000 millones de dólares a los combustibles fósiles, frente a tan solo 146 000 millones a las energías limpias.
  8. Las graves repercusiones fiscales de la pandemia del COVID-19 limitan la capacidad de muchos países en desarrollo para invertir en la recuperación y en la acción climática. La pandemia ha sumergido a la mitad de los países de bajos ingresos y menos desarrollados en una situación de endeudamiento o de alto riesgo. Mientras que 34 países que corren el riesgo de impago disponen de algún tipo de alivio de la deuda, hay 9 países que no son elegibles para recibir dicho alivio. Entre ellos se encuentran los pequeños Estados insulares en desarrollo con graves vulnerabilidades climáticas.
  9. La inversión necesaria en infraestructuras es de unos 90 billones de dólares para 2030; y las nuevas infraestructuras deben ser compatibles con los objetivos climáticos. Invertir en infraestructuras resistentes en los países en desarrollo podría suponer 4,2 billones de dólares durante la vida útil de las nuevas infraestructuras. Una inversión de 1 dólar, por término medio, produce 4 dólares en beneficios.
  10. El cambio a una economía limpia podría recaudar 2,8 billones de dólares a través de los ingresos por el precio del carbono y la reorientación de las subvenciones a los combustibles fósiles hacia inversiones públicas.

 

Fuentes: ONU 2020 (1-4, 7), Acción por el Clima de la ONU (5), ONU 2021 (6, 8), Banco Mundial (9, 10)

 

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  1. El empoderamiento de las mujeres y las niñas, de forma que tengan poder de acción y participen en la toma de decisiones sobre las cuestiones relacionadas con el cambio climático, es esencial para lograr un desarrollo sostenible y una mayor igualdad de género.
  2. Al ser las primeras en adoptar muchas de las nuevas técnicas agrícolas, las primeras en responder a las crisis, las promotoras de la energía verde y las responsables de la toma de decisiones en el ámbito doméstico, las mujeres ofrecen una visión y unas soluciones de incalculable valor para gestionar mejor el clima y sus riesgos.
  3. La crisis climática no es “neutra en cuanto al género”. Exacerba las desigualdades existentes, haciendo que las mujeres y las niñas sufran amenazas específicas contra sus medios de vida, su salud y su seguridad.
  4. Las mujeres están menos capacitadas para hacer frente al cambio climático debido a su limitado acceso y control de los bienes y servicios ambientales, a su menor participación en la toma de decisiones y a la distribución de los beneficios de la gestión ambiental.
  5. Durante los períodos de sequía y de precipitaciones irregulares, muchas mujeres de los países de ingreso mediano-bajo y bajo, que dependen de la agricultura, trabajan más arduamente con el fin de conseguir ingresos y recursos para sus familias.
  6. La financiación actual de la lucha contra el cambio climático rara vez llega a las mujeres y sus organizaciones, y solo una pequeña parte de los fondos se centra en sus necesidades, derechos y soluciones.
  7. A medida que el cambio climático agrava los conflictos en todo el mundo, las mujeres y las niñas son más vulnerables a todas las formas de la violencia de género.
  8. Cuando ocurren las catástrofes, las mujeres tienen menos probabilidades de sobrevivir y más de resultar heridas, debido a su acceso limitado a la información, la movilidad y la toma de decisiones, así como a los recursos y a la formación.
  9. El cambio climático y las catástrofes ponen en peligro la salud de las mujeres y las niñas porque limitan su acceso a los servicios de atención de la salud e incrementan los riesgos relacionados con la salud maternoinfantil.
  10.  El calor extremo eleva la tasa de mortinatalidad. El cambio climático también aumenta la propagación de enfermedades transmitidas por vectores como la malaria, el dengue y el virus de Zika, que están asociados a resultados maternos y neonatales con riesgo para la vida.

 

Fuentes: ONU Mujeres (1, 3, 4, 5, 7, 9, 10), IPCC (2), PNUMA (6), Fondo de Población (8)

 

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  1. La acción climática no es un factor destructor de los presupuestos ni de la economía. El cambio a una economía ecológica podría suponer una ganancia económica directa de 26 billones de dólares hasta 2030 en comparación con la situación actual. Esto podría producir más de 65 millones de nuevos puestos de trabajo con bajas emisiones de carbono.
  2. En los próximos 15 años se necesitarán importantes inversiones en infraestructuras, alrededor de 90 billones de dólares para 2030. Las nuevas infraestructuras deben ser compatibles con los objetivos climáticos.
  3. Invertir en infraestructuras resistentes en los países en desarrollo podría suponer 4,2 billones de dólares a lo largo de su vida. Una inversión de 1 dólar en infraestructuras resilientes produce, por término medio, 4 dólares de beneficios.
  4. Unas ciudades más compactas, conectadas y coordinadas suponen un ahorro económico de hasta 17 billones de dólares en 2050 y estimularán el crecimiento económico al mejorar el acceso al empleo y la vivienda.
  5. La agricultura sostenible y una fuerte protección de los bosques podrían generar más de dos billones de dólares anuales de beneficios económicos, crear millones de puestos de trabajo y mejorar la seguridad alimentaria, al tiempo que aportarían más de un tercio de la solución al cambio climático.
  6. Duplicar la capacidad mundial de energía renovable de aquí a 2030 podría ahorrar a la economía mundial entre 1,2 y 4,2 billones de dólares al año, en gran parte debido a la enorme reducción de los costes derivados de la contaminación.
  7. Mediante el establecimiento de un precio al carbono y la eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles se podrían recaudar 2,8 billones de dólares que podrían reinvertirse en prioridades públicas.
  8. En 2020, los gobiernos del G20 se comprometieron a destinar 233 000 millones de dólares a actividades que apoyan la producción y el consumo de combustibles fósiles, frente a los 146 000 millones de dólares destinados a las energías renovables, la eficiencia energética y las alternativas con bajas emisiones de carbono, como los sistemas ciclistas y peatonales.
  9. Una mejor gestión del agua podría mejorar las tasas de crecimiento económico en algunas regiones hasta en un 6%.
  10. Los costes de adaptación al cambio climático en las economías en desarrollo pueden ascender a 300 000 millones de dólares en 2030. Pero la inversión en resiliencia puede reducir los costes de intervención tras la catástrofe al menos a la mitad.

 

Fuentes: La nueva economía climática (1, 2, 4-7), Banco Mundial (3), PNUMA y otros (8), Banco Mundial (9), FMI (10)

 

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  1. Una transición ecológica, que incluya el cambio a las energías renovables, la fabricación de vehículos eléctricos y la construcción de edificios eficientes a nivel energético, creará 24 millones de puestos de trabajo de aquí a 2030, mucho más que los 6 millones que podrían perderse.
  2. De aquí a 2030, entre 163 sectores económicos, solo en 14 se prevé una pérdida de empleo superior a los 10 000 puestos de trabajo en todo el mundo, y solo en dos, el refinado y la extracción de petróleo, se registrarán pérdidas de un millón de puestos de trabajo o más.
  3. Si las ciudades de 21 mercados emergentes diesen prioridad al crecimiento inteligente desde el punto de vista del clima en sus planes de recuperación, podrían ganar hasta 7 billones de dólares en inversiones y podrían crear 144 millones de nuevos puestos de trabajo para 2030.
  4. En determinadas condiciones, los puestos de trabajo creados por la industria de las energías renovables podrían ascender a 42 millones en todo el mundo en 2050, cifra más que suficiente para compensar los puestos de trabajo perdidos en las industrias de los combustibles fósiles, ya que un mayor número de personas podría encontrar empleo en la fabricación, la instalación, la explotación y el mantenimiento de los sistemas de energías renovables.
  5. Los empleos en energías renovables alcanzaron los 11,5 millones a nivel mundial en 2019.
  6. El estrés térmico podría reducir el total de horas de trabajo en todo el mundo en un 2,2 %, una pérdida de productividad equivalente a 80 millones de empleos a tiempo completo, y podría reducir el producto interior bruto mundial en 2,4 billones de dólares en 2030.
  7. Una economía circular, basada en los principios de reducir, reutilizar y reciclar, podría crear unos 6 millones de nuevos puestos de trabajo en el ámbito del reciclaje y la gestión de residuos.
  8. Las industrias solares fotovoltaicas crearon unos 3,8 millones de empleos en 2019. Otros grandes generadores de nuevos puestos de trabajo en energías renovables fueron los biocombustibles, con 2,5 millones de empleos, la energía hidroeléctrica, con cerca de 2 millones de empleos, y la eólica, con 1,2 millones de empleos.
  9. Los puestos de trabajo en las energías renovables están más equilibrados entre los géneros que en el ámbito energético en general, ocupando las mujeres el 32 % del total de los puestos en 2019. En cuanto a los combustibles fósiles, solamente ocupan el 21 % de los puestos.

 

Fuente: OIT (1), Banco Mundial (2), IRENA (3), IRENA (4, 8, 9), ONU (5), OIT (6), OIT (7)

Fuentes: OIT (1), Banco Mundial (2), IRENA (3), IRENA (4, 8, 9), ONU (5), OIT (6), OIT (7)

 

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  1. A pesar de la pandemia del COVID-19, en 2020 se añadió un récord de 260 gigavatios de capacidad de energía renovable en todo el mundo, superando el récord anterior en casi un 50 %.
  2. Las energías renovables crecieron casi un 5 % al año entre 2009 y 2019, superando a los combustibles fósiles en un 1,7 %.
  3. Aunque la mayoría de las nuevas instalaciones de capacidad de energía renovable se construyeron en los países en desarrollo en los últimos dos años, los países desarrollados tenían alrededor de cuatro veces más capacidad per cápita que los países en desarrollo en 2019.
  4. En 2018, la cuota de energía renovable en el consumo total de energía ascendió al 17,1 %, con el mayor aumento en la cuota de renovables para la electricidad. Los sectores del transporte y la calefacción muestran un progreso mucho más lento o nulo.
  5. Más del 80 % de toda la nueva capacidad eléctrica añadida en 2020 fue renovable, con la energía solar y la eólica representando el 91 %.La inversión en energía eólica marina alcanzó el nivel más alto de la historia, con 29 900 millones de dólares.
  6. En 2018, los flujos financieros públicos internacionales destinados a los países en desarrollo en apoyo de la energía limpia ascendieron a 14 000 millones de dólares, lo que supone un descenso del 35 % respecto al máximo histórico de 21 900 millones de dólares de 2017.
  7. Para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C, en línea con el Acuerdo de París, la inversión en la transición energética tendrá que aumentar en un 30 % para un total de 131 billones de dólares en 2050 y, sin embargo, producirá una recuperación acumulada de al menos 61 billones de dólares en 2050.
  8. La inversión mundial en capacidad de energía renovable ascendió a 303 500 millones de dólares en 2020, un aumento del 2 % con respecto a 2019. Sin embargo, para alcanzar los objetivos climáticos mundiales, la inversión anual en energías renovables debe triplicarse como mínimo de aquí a 2030, hasta lograr un aumento total del 200 %.
  9. Debido a la pandemia de COVID-19, el uso mundial de energía se redujo un 4 % en 2020, y las emisiones de dióxido de carbono disminuyeron casi un 6 % en 2020. En la actualidad, las emisiones han vuelto a su trayectoria ascendente y en diciembre de 2020 eran aproximadamente un 2 % más altas que en 2019, antes de la pandemia.
  10. Más de la mitad de la capacidad renovable añadida en 2019 consiguió costes de electricidad más bajos que el nuevo carbón. Los nuevos proyectos solares y eólicos están rebajando el precio de las centrales de carbón existentes más baratas. La energía solar fotovoltaica fue la que más disminuyó sus costes entre 2010 y 2019, con un 82 %, seguida de la energía solar concentrada, con un 47 %.

 

Fuentes: IRENA (1), AIE y otros (2, 3, 5), IRENA (4), PNUMA (6), AIE (7), AIE (8), IRENA (9, 10)

 

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  1. La mayoría de los coches, camiones, barcos y aviones funcionan con combustibles fósiles como la gasolina, el diésel y el queroseno que emiten dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero. Los vehículos de carretera representan la mayor parte, pero las emisiones de los barcos y los aviones continúan creciendo.
  2. El sector del transporte representa aproximadamente el 15 por ciento del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, convirtiéndolo en la cuarta fuente mundial de emisiones después de los sectores de la energía, la industria y la agricultura-silvicultura.
  3. El transporte por carretera es la mayor fuente de emisiones del transporte representando el 69 por ciento del total de las emisiones del transporte. La aviación, es decir, el transporte aéreo representa alrededor del 12 por ciento del total de las emisiones del transporte y el transporte marítimo contribuye con alrededor del 11 por ciento.
  4. Las emisiones procedentes del transporte han aumentado rápido durante las últimas dos décadas y desde el 2010 las emisiones del sector han aumentado más rápido que en cualquier otro sector.
  5. Las emisiones relacionadas con el transporte en regiones del mundo en desarrollo han aumentado más rápidamente que en Europa o en América del Norte, una tendencia que probablemente continúe en próximas décadas.
  6. Si no se toman medidas, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte podrían crecer en hasta el 65 por ciento en 2050. Por otra parte, las medidas eficaces para hacer frente a los gases de efecto invernadero podrían reducir las emisiones del transporte en un 68 por ciento.
  7. Descarbonizar el sector del transporte requerirá una variedad de medidas transformadoras, incluyendo estrategias de demanda y eficiencia, electromovilidad y combustibles alternativos para el transporte marítimo y aéreo.
  8. Los vehículos de batería eléctrica, cuando se cargan con electricidad con bajas emisiones de carbono, producen menos emisiones de gases de efecto invernadero que los vehículos de combustión interna a lo largo de su ciclo de vida.
  9. Las opciones para descarbonizar el transporte marítimo y aéreo todavía necesitan más investigación y desarrollo, pero los biocombustibles avanzados, el amoniaco y los combustibles sintéticos surgen como opciones viables.
  10. El transporte ferroviario contribuye con solo el 1 por ciento de las emisiones del transporte, lo que puede reducirse a través de la mayor utilización de los sistemas ferroviarios eléctricos disponibles.

 

Fuentes: IPCC

 

  1. El uso insostenible de la tierra, el suelo, el agua y la energía para la alimentación contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el aumento de las temperaturas. A su vez, el aumento de las temperaturas afecta a los recursos para producir alimentos. Hasta 811 millones de personas en el mundo se enfrentaron al hambre en 2020, 161 millones más que en 2019.
  2. Los sistemas de producción, envasado y distribución de alimentos generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero y causan hasta el 80 % de la pérdida de biodiversidad. Si no se interviene, es probable que las emisiones del sistema alimentario aumenten hasta un 40 % para 2050, dada la creciente demanda de la población, los mayores ingresos y los cambios en la dieta.
  3. El sistema alimentario representa actualmente alrededor del 30 % del consumo total de energía en el mundo, la mayor parte de la cual se produce con combustibles fósiles que generan emisiones.
  4. Más del 17 % de los alimentos se desperdicia, y hasta el 10 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están asociadas a los alimentos que no se consumen.
  5. Con temperaturas más elevadas, es probable que disminuya el rendimiento de los cultivos. El estrés térmico también provoca un deterioro de la calidad y un aumento de los residuos.
  6. El océano ha absorbido más del 90 % del exceso de calor del sistema climático, haciéndolo más ácido y menos productivo. Esto, junto con prácticas como la pesca excesiva, amenaza los recursos marinos que alimentan a 3200 millones de personas.
  7. Los cambios en la capa de nieve, el hielo de los lagos y los ríos y el permafrost en muchas regiones del Ártico han interrumpido el suministro de alimentos procedentes de las actividades de pastoreo, caza, pesca y recolección, perjudicando los medios de vida y la identidad cultural de los habitantes del Ártico.
  8. Muchas prácticas pueden impulsar la adaptación al clima en los sistemas alimentarios, como el control de la erosión, la gestión de los pastos, las mejoras genéticas para la tolerancia al calor y la sequía, las dietas heterogéneas y la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos.
  9. Las iniciativas piloto de agricultura climáticamente inteligente en varios países han impulsado la productividad, han reducido las emisiones, han mejorado la calidad del suelo y la eficiencia del agua, y han aumentado los ingresos y la resistencia al clima.
  10. Las dietas saludables y sostenibles presentan grandes oportunidades para reducir las emisiones de los sistemas alimentarios y mejorar los resultados para la salud, incluso a través de un menor consumo de alimentos de origen animal, que consumen mucha energía y tierra.

 

Fuentes: ONU (1, 2), FAO (1), IPCC (2, 5, 8, 10), FAO (3), PNUMA (4), FAO (6), IPCC (7), Banco Mundial (9).

 

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  1. El cambio climático es la mayor amenaza para la salud de la humanidad. Los impactos ya están perjudicando la salud a través de la contaminación del aire, las enfermedades, los fenómenos meteorológicos extremos, los desplazamientos forzados, la inseguridad alimentaria y las presiones sobre la salud mental. Cada año, los factores medioambientales se cobran la vida de unos 13 millones de personas.
  2. El cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París podría salvar alrededor de un millón de vidas al año en todo el mundo de aquí a 2050 solo con la reducción de la contaminación atmosférica. Evitar los peores impactos climáticos podría ayudar a prevenir 250 000 muertes adicionales anuales relacionadas con el clima entre 2030 y 2050, principalmente por malnutrición, malaria, diarrea y estrés térmico.
  3. El valor de los beneficios para la salud derivados de la reducción de las emisiones de carbono sería aproximadamente el doble del coste global de la aplicación de las medidas de mitigación del carbono.
  4. Más del 90 % de la población respira niveles insalubres de contaminación atmosférica, en gran parte derivados de la quema de combustibles fósiles que impulsan el cambio climático. En 2018, la contaminación atmosférica procedente de los combustibles fósiles supuso 2,9 billones de dólares en costes sanitarios y económicos, unos 8000 millones al día.
  5. El transporte produce alrededor del 20 % de las emisiones mundiales de carbono. Alternativas como caminar y montar en bicicleta no solo son ecológicas, sino que también ofrecen importantes beneficios para la salud, como la reducción del riesgo de muchas enfermedades crónicas y la mejora de la salud mental.
  6. Los sistemas de producción, envasado y distribución de alimentos generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero. Una producción más sostenible mitigaría el impacto climático y apoyaría dietas más nutritivas que podrían evitar cerca de 11 millones de muertes prematuras al año.
  7. Los sistemas sanitarios son la principal línea de defensa de las poblaciones que se enfrentan a nuevas amenazas para la salud, incluidas las derivadas del cambio climático. Para proteger la salud y evitar que aumenten las desigualdades sanitarias, los países deben crear sistemas sanitarios resistentes al clima.
  8. La mayoría de los países identifican la salud como un sector prioritario vulnerable al cambio climático. Pero sigue existiendo un enorme déficit de financiación. Menos del 2 % de la financiación multilateral del clima se destina a proyectos sanitarios.
  9. Las sociedades saludables dependen del buen funcionamiento de los ecosistemas para proporcionar aire limpio, agua dulce, medicamentos y seguridad alimentaria. Estos ayudan a limitar las enfermedades y a estabilizar el clima. Pero la pérdida de biodiversidad se está produciendo a un ritmo sin precedentes, afectando a la salud humana en todo el mundo y aumentando el riesgo de enfermedades infecciosas emergentes.

 

Fuentes: OMS (1), OMS (2-5), Naciones Unidas (6), OMS (6, 9), OMS (7), OMS (8).

 

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  1. Los ecosistemas sanos pueden proporcionar el 37 % de la mitigación necesaria para limitar el aumento de la temperatura global. Los ecosistemas dañados liberan carbono en lugar de almacenarlo.
  2. Aproximadamente el 25 % de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta proceden del desmonte de tierras, la producción de cultivos y la fertilización, y los alimentos de origen animal contribuyen en un 75 %.
  3. Con un calentamiento global de 1,5 °C a 2 °C, se prevé que la mayoría de las áreas de distribución de las especies terrestres se reduzcan drásticamente. Los cambios en las áreas de distribución pueden afectar negativamente a la conservación de las especies, aumentar en gran medida la rotación de las especies locales e incrementar sustancialmente el riesgo de extinciones globales.
  4. El cambio climático se ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades zoonóticas. En el caso de algunos contagios, el aumento de las temperaturas o de las precipitaciones puede afectar drásticamente a los ciclos vitales del patógeno o de su vector, la especie intermedia que propaga la enfermedad desde el huésped original a los seres humanos.
  5. Los arrecifes de coral son especialmente vulnerables al cambio climático y se prevé que disminuyan entre el 10 y el 30 % de su cobertura anterior con un calentamiento de 1,5 °C y a menos del 1 % de su cobertura anterior con un calentamiento de 2 °C.
  6. Más del 80 % de la dieta humana proviene de las plantas. Solo tres cultivos de cereales, arroz, maíz y trigo, proporcionan el 60 % de la ingesta energética.
  7. El pescado proporciona el 20 % de las proteínas animales a unos 3000 millones de personas.
  8. Alrededor de 500 millones de personas viven en zonas que están experimentando desertificación. Las tierras secas y las zonas en proceso de desertificación son más vulnerables al cambio climático y a los fenómenos extremos, como las sequías, las olas de calor y las tormentas de polvo.
  9. Hasta el 80 % de los habitantes de las zonas rurales de los países en desarrollo dependen de medicina tradicional basada en plantas para la atención médica básica.
  10. Menos del 1 % del total de la tierra se destina a la minería, pero la industria tiene efectos muy negativos sobre la biodiversidad, las emisiones, la calidad del agua y la salud humana.
  11. Los 345 000 millones de dólares aportados como subvenciones globales a los combustibles fósiles suponen un coste global de 5 billones de dólares, incluso en términos de deterioro de la naturaleza.

 

Fuentes: CMNUCC (1), ONU (1, 6, 7, 9), PNUMA y otros (4), IPBES (2, 3, 5, 10, 11), IPCC (8)

 

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  1. El cambio climático está exacerbando tanto la escasez de agua como las amenazas relacionadas con ella (como las sequías), ya que el aumento de las temperaturas altera los patrones de precipitaciones y el ciclo integral del agua.
  2. En la actualidad, alrededor de 2000 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua potable (Informe ODS 2022), una cifra que se espera que aumente, agravada por el cambio climático y el crecimiento de la población.
  3. Sólo el 0,5 % del agua de la Tierra es agua dulce aprovechable y disponible, y el cambio climático está afectando peligrosamente a ese suministro. En los últimos veinte años, el almacenamiento de agua terrestre, incluida la humedad del suelo, la nieve y el hielo, ha disminuido a un ritmo de 1 cm cada año, lo que tiene importantes consecuencias para la seguridad hídrica.
  4. Limitar el calentamiento global a 1,5°C frente a 2°C reduciría aproximadamente a la mitad la proporción de la población mundial que, con casi toda probabilidad, sufrirá escasez de agua, aunque existen diferencias significativas entre regiones.
  5. La mayor parte del agua dulce utilizada (alrededor del 70 %) se destina a la agricultura (se necesitan entre 2000 y 5000 litros de agua de media para producir la comida diaria de una persona).
  6. Desde el año 2000, los desastres relacionados con las inundaciones han aumentado un 134 % en comparación con las dos décadas anteriores; la mayoría de las muertes y pérdidas económicas relacionadas con las inundaciones se registraron en Asia.
  7. Los humedales, como manglares, pastos marinos, marismas y pantanos, son sumideros de carbono muy eficaces que absorben y almacenan CO2, lo que ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
  8. Asimismo, los humedales sirven como amortiguadores frente a fenómenos meteorológicos extremos, ya que proporcionan un escudo natural contra las tormentas y absorben el exceso de agua y precipitaciones. Además, gracias a las plantas y microorganismos que albergan, los humedales proporcionan almacenamiento y depuración del agua
  9. Los sistemas de alerta temprana de inundaciones, sequías y otras amenazas relacionadas con el agua multiplican por más de diez el rendimiento de la inversión y pueden reducir de forma significativa el riesgo de catástrofes: una alerta emitida 24 horas antes de la llegada de una tormenta puede reducir los daños resultantes en un 30 %.
  10. Los sistemas de abastecimiento de agua y saneamiento resistentes al cambio climático podrían salvar la vida de más de 360 000 niños cada año.

 

Fuentes: UNICEF (1), OMM (2, 3, 6, 9), IPCC (4), FAO (5), PNUMA (7), Nuevo Informe sobre la Economía y el Clima (10).

 

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  1. Un tercio de la población mundial, principalmente en países menos desarrollados y pequeños estados insulares en desarrollo, aún no cuentan con la cobertura de los sistemas de alerta temprana. En África es incluso peor: el 60 por ciento de la población no tiene cobertura.
  2. Entre 1970 y 2021, las catástrofes meteorológicas, climáticas y relacionadas con el agua causaron 2.087.229 muertes, el 90 por ciento en países en vías de desarrollo. Los habitantes de África, Asia del Sur, América del Sur, América Central y los pequeños estados insulares en desarrollo, tienen 15 veces más probabilidades de morir en desastres climático.
  3. A fin de garantizar que todos los habitantes de la tierra estén protegidos por sistemas de alerta temprana de aquí a 2027, el secretario general de las Naciones Unidas lanzó, en 2022, la iniciativa Alertas tempranas para todos. En el marco de esta iniciativa, se reclaman inversiones que ascienden a 3100 millones de dólares durante cinco años, solo 50 céntimos por persona al año, para profundizar en el conocimiento y la gestión de los riesgos de desastre, mejorar las observaciones y los pronósticos, reforzar la difusión y comunicación de las alertas y fortalecer las actividades de preparación y respuesta.
  4. Mejorar y acelerar los sistemas de alerta temprana junto con la gestión coordinada de los desastres sobre el terreno, es clave para salvar vidas. Los países que cuentan con una sólida cobertura de sistemas de alerta temprana de peligros múltiples tienen tasas de mortalidad 8 veces más bajas que aquellos en los que las alertas tempranas son limitadas o no existen.
  5. El ciclón Mocha, que afectó a Myanmar en 2023, dejó un total de 145 víctimas, una cifra drásticamente inferior a desastres similares ocurridos en el pasado. Gracias a las alertas tempranas y a la gestión de desastre mejorada, Myanmar pudo reducir significativamente su tasa de mortalidad y salvar decenas e incluso cientos de miles de vidas.
  6. En Vietnam central, en octubre 2020, las intensas lluvias provocaron graves inundaciones que afectaron a más de 7 millones de personas. Los sistemas de detección temprana del gobierno para inundaciones y deslizamientos ayudaron a evacuar a más de 1,3 millones de personas a zonas más seguras antes de que llegaran las inundaciones.
  7. En el Estado insular de Tonga, en el Pacífico, el Gobierno hace uso de la tecnología de los teléfonos inteligentes para emitir avisos sin necesidad de Internet. También facilita la comunicación bidireccional, permitiendo a las comunidades activar la respuesta de los servicios meteorológicos y de emergencia.
  8. En la actualidad, el 95 % de la población mundial tiene acceso a redes móviles de banda ancha y el 75 % tiene teléfono móvil, lo que crea nuevas oportunidades en cuanto a alertas tempranas mediante el aprovechamiento de las redes móviles.
  9. Avisar con solo 24 horas de antelación sobre la inminencia de un acontecimiento peligroso puede reducir los daños económicos en un 30 %. Invertir solo 800 millones de dólares en sistemas de alertas tempranas en los países en desarrollo, evitaría pérdidas de entre 3000 y 16 000 millones de dólares anuales.
  10. Entre 1970 y 2021, los fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos causaron pérdidas económicas que se estima que ascendieron a 4,3 billones de dólares, es decir, 84 300 millones de dólares anuales, con varias pérdidas equivalentes hasta casi el 30 % del PIB de los países menos desarrollados, y algunas pérdidas equivalentes a más del 100 % del PIB de los pequeños Estados insulares en desarrollo.

 

Fuentes: OMM (1, 9), OMM (2), OMM (3), OMM (3, 6, 11), OMM (4), OMM (5), UNICEF (7), OMM (8), OMM (10).

 

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