9 de octubre de 2023
El sector espacial, antaño dominio exclusivo de los gobiernos, ha entrado en una nueva era en la que el sector privado resulta decisivo para su expansión. Ahora, incluso los colegios y las universidades lanzan satélites. Las Naciones Unidas, a través de su Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA), está potenciando su histórica cooperación con los Estados Miembros y promoviendo asociaciones con el conjunto del sector espacial para impulsar el desarrollo sostenible.
Los emprendedores están innovando para encontrar fórmulas que permitan ampliar la vida útil de los satélites, fabricar activos espaciales mientas se encuentran en órbita, transportar a civiles hasta el espacio y crear estaciones espaciales e incluso asentamientos en la Luna y más allá. Las aplicaciones y servicios espaciales generan cerca del 80 por ciento de la economía espacial mundial,1 y las inversiones siguen fluyendo a la innovación y las empresas emergentes, lo que crea más oportunidades para generar ingresos. Los Estados Miembros siguen teniendo una función formativa y actualmente se les pide que hagan más para acompañar esta evolución, adquirir un mayor compromiso con el sector y adoptar decisiones fundamentadas para abordar los nuevos retos.
El espacio como motor del desarrollo sostenible
En 2023 es difícil encontrar un país que no utilice de algún modo la tecnología, los datos o los servicios espaciales. En el mundo actual, un gran número de sectores y la propia sociedad se apoyan de tal manera en las aplicaciones espaciales que la mayoría de nosotros jamás podríamos haber imaginado. Desde las previsiones meteorológicas hasta la vigilancia de las variables climáticas que solo pueden medirse desde el espacio, pasando por la identificación de los focos de malaria para prevenir la propagación de otras enfermedades transmitidas por vectores y poder dotar de conectividad 4G a las comunidades no conectadas en cuestión de meses y no de años, el espacio tiene la capacidad de mejorar la vida de las personas y proporcionar una cobertura y un alcance de esas ventajas de una forma que ninguna tecnología terrestre es capaz de lograr. Por tanto, esta tecnología que en gran medida pasa desapercibida, es un motor incipiente de crecimiento económico tanto para las economías desarrolladas como para las emergentes. En las economías avanzadas, los satélites sostienen más del 10 por ciento del producto interno bruto. Algunas estimaciones señalan que, en 2050, los ingresos mundiales derivados de la economía espacial podrían llegar a los 3 mil millones de dólares.
UNOOSA presta apoyo a los Estados Miembros para que aprovechen las ventajas de las aplicaciones espaciales y desarrollen una economía en torno a este sector. La gestión de desastres constituye un ámbito importante de aplicación que cobra cada vez mayor relevancia ante las emergencias climáticas. Las tecnologías espaciales habilitan los sistemas de alerta temprana en caso de inundaciones, tsunamis e incendios forestales, contribuyendo así a la prevención y a una respuesta rápida. Los satélites también permiten conexiones de comunicación vitales cuando los sistemas terrestres están sobrecargados o han sido destruidos. En este contexto, UNOOSA desempeña un papel fundamental para ayudar a los Estados Miembros a aumentar su resiliencia mediante la creación de capacidad y la formación de expertos locales, que dispondrán así de las competencias que les permitan sacar el máximo partido a los datos y aplicaciones espaciales, y activar la Carta Internacional sobre el Espacio y los Grandes Desastres cuando se enfrenten a una emergencia nacional.
UNOOSA presta apoyo a los Estados Miembros para que aprovechen las ventajas de las aplicaciones espaciales y desarrollen una economía en torno a este sector.
La seguridad alimentaria es otra área que se beneficia de la tecnología espacial. Los satélites permiten que los agricultores apliquen técnicas agrícolas de precisión para procurar que la producción sea más eficiente y genere menos residuos. Los sensores conectados a los satélites de comunicación ayudan a supervisar la ubicación, el peso y el bienestar del ganado. Los acuicultores dependen de los satélites para vigilar los niveles de oxígeno en el agua a fin de favorecer el crecimiento de los animales y mantener las jaulas marinas en condiciones saludables. Estas aplicaciones diversas ponen de relieve la versatilidad de la tecnología espacial y su potencial para reducir los costes operativos y promover un suministro de alimentos sostenible.
Las Naciones Unidas y su impulso a la innovación y la gobernanza espacial
La Asamblea General de las Naciones Unidas creó la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos en 1958. Este órgano se encarga de desarrollar sistemáticamente los tratados, los principios, las orientaciones y las resoluciones en las que se basan actualmente todas las actividades e innovaciones en el espacio ultraterrestre. UNOOSA, en calidad de secretaría de la Comisión, apoya la implementación de este marco en los Estados Miembros. De cara al futuro, en aras de un desarrollo sostenible —tanto en la Tierra como en el espacio— el sistema de las Naciones Unidas debe adaptarse para seguir el ritmo de los avances tecnológicos. De esta forma, su labor seguirá siendo pertinente y se incrementará su impacto.
El interés de las asociaciones
Las asociaciones globales, también con el sector privado, son fundamentales para crear una industria espacial sólida y preparada para el futuro. Esto resulta fundamental, ya que las Naciones Unidas no tiene capacidades espaciales propias: nunca ha lanzado o construido un satélite. Sin embargo, la Organización facilita la triangulación que resulta esencial entre los Estados Miembros con capacidad espacial, el sector y los países más necesitados.
Un ejemplo de asociación entre los Estados Miembros, las organizaciones internacionales y el sector es la iniciativa Acceso al Espacio para Todos, un proyecto emblemático que sirve de pasarela a los países en desarrollo para que den sus primeros pasos en el espacio y desarrollen conocimientos especializados a escala nacional y regional. Mediante esta iniciativa, UNOOSA ofrece oportunidades únicas para acceder a capacidades, conocimientos e infraestructuras espaciales. Ejemplos de estas oportunidades van desde asociaciones con Egipto, Kenia y Uganda para desplegar una cámara de vigilancia climática desde la plataforma Bartolomeo (construida por Airbus) en la Estación Espacial Internacional (EEI), hasta un acuerdo con la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) por el que Guatemala, Kenia, Mauricio y Moldova desplegaron sus primeros satélites desde la EEI. Estas iniciativas han actuado como catalizadores para la creación de agencias espaciales nacionales, la elaboración de legislación o estrategias nacionales en materia espacial, y el fomento de la capacidad y las competencias locales que han resultado en la creación de ecosistemas espaciales que permiten a esos países participar en la economía espacial internacional.
Conclusión
Mientras asistimos a la vertiginosa evolución de la industria espacial, tengo el placer de asumir el mando de una oficina de las Naciones Unidas que está llamada a garantizar que el espacio desempeñe su función legítima de transformar la vida de la gente corriente aquí en la Tierra y de prepararse para futuras misiones de exploración que llevará a cabo la próxima generación de viajeros espaciales. En la era del emprendimiento espacial, UNOOSA está en una posición inmejorable para servir de puente entre las necesidades de los Estados Miembros y las soluciones que radican en las tecnologías espaciales de vanguardia desarrolladas por las mentes más brillantes del planeta. Fiel a su misión, UNOOSA se compromete a potenciar las ventajas que ofrece el espacio para toda la humanidad en un mundo cada vez más vulnerable.
Notas
1Space Foundation, The Space Report 3T 2023 (2023). Disponible en https://www.thespacereport.org/.
La Crónica ONU no constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, así como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una aceptación por parte de las Naciones Unidas.
