Agadez (Níger), 2016
Agadez, una ciudad del norte del Níger donde hace tiempo los turistas visitaban el sitio histórico del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), es hoy en día uno de los principales puntos de tránsito para los migrantes de África Occidental. Durante mi visita a Agadez el año pasado, conocí a un joven que nunca había conseguido ir a Europa. Me decía: "Preferiría quedarme aquí sin hacer nada antes que regresar a casa donde tampoco haré nada".
Como él, unas 150.000 personas pasan por Agadez o puntos de tránsito similares por todo el Sahel cada año. Este joven había encontrado un agente y consiguió embarcarse en una camioneta para cruzar el desierto. Nunca llegó a su destino y se vio obligado a regresar a Agadez, donde, sin dinero para costearse otro viaje, simplemente pasaba el tiempo. En medio del desierto hay cientos y miles de hombres jóvenes como él, esperando. Esperan una oportunidad para ir a alguna parte y hacer algo con su vida.
¿Qué harías tú?
La mayoría de estos hombres jóvenes tienen un simple objetivo: llegar a Libia o a algún país europeo para encontrar un puesto de trabajo. La mayoría de ellos, si no todos, llegan a Agadez con muy poca preparación. Rara vez disponen de suficiente dinero en efectivo para el viaje o de información sobre los riesgos que asumen. Pero cientos de miles todavía lo intentan.
La mayoría admite libremente que ante todo no estarían allí si tuvieran alguna forma de ganarse la vida en su lugar de origen. En particular, los hombres jóvenes sufren la presión social o familiar que les obliga a emigrar, encontrar trabajo y así contribuir a los ingresos y la supervivencia de la familia. Regresar a casa con las manos vacías simplemente no es una opción.
La situación es especialmente difícil en una región donde casi todas las familias dependen de la tierra para todas las necesidades de subsistencia: alimentación, agua, energía y empleo. Hasta el 80% de la población de África depende de los recursos naturales para su supervivencia, y la agricultura representa, de media, más de la tercera parte del producto interno bruto de África. La disminución de la productividad y el aumento del número de sequías y de su gravedad en todo el continente, especialmente en África Occidental durante los últimos 20 años, dificultan cada vez más la supervivencia del ciudadano medio.
Estamos creando un grupo de personas desesperadas, subempleadas y vulnerables. En consecuencia, las personas pobres que dependen de la tierra se enfrentan a opciones extremas.
Ante la falta de oportunidades laborales basadas en la tierra, cada año 10 millones de personas se trasladan a las ciudades de África Subsahariana. Dos terceras partes, es decir, 7 millones, viven en asentamientos informales o barrios marginales y solo 2 millones tienen expectativas de irse a otro lugar1.
Mientras tanto, grupos extremistas como el Estado Islámico en el Iraq y el Levante (EIIL), Al-Shabaab y Boko Haram explotan la sensación de desesperación con fines de reclutamiento2. En Somalia, por ejemplo, la población del país sufrió las consecuencias de una larga sequía entre 2010 y 2012. Junto con la inestabilidad política, los conflictos y la pobreza generalizada, esto provocó una situación de emergencia y hambruna en todo el país, seguida de un desplazamiento de personas a gran escala tanto a nivel interno como fuera de las fronteras nacionales3. El estallido de una guerra civil en Siria en 2010 y el oportunismo del EIIL para reclutar a personas vulnerables están vinculados a los efectos de la larga sequía que se produjo en 20064.
En una situación similar, ¿alguno de nosotros dejaría pasar la oportunidad de abandonar el país y encontrar un buen trabajo en Europa? A menos que aseguremos la tierra y consigamos que la base de recursos naturales sea más resiliente, no podemos esperar que los jóvenes y las personas vulnerables tengan más alternativa que la migración forzada.
Causas fundamentales de la migración
Las altas tasas de desempleo y la carencia de oportunidades laborales de calidad son los principales factores que empujan a los jóvenes a optar por la migración. Los jóvenes de entre 15 y 29 años procedentes de África Subsahariana forman el grupo que se siente más inclinado a marcharse al extranjero en busca de trabajo. A nivel mundial, este grupo de edad representaba casi 51 millones de migrantes internacionales en todo el planeta en 2015, es decir, más del 21% de los 243 millones de migrantes internacionales ese mismo año5.
Al mismo tiempo, más de 67 millones de personas del Sahel padecen los efectos de la degradación de la tierra y la desertificación. En toda África, 1 de cada 3 personas vive en una región propensa a la sequía. Puesto que la población africana crece con rapidez —de 1.100 millones en 2016 a aproximadamente 2.000 millones para 2050—, estas tendencias se agravarán aún más.
En África, la migración siempre se ha usado como medida temporal para aumentar los ingresos y la seguridad alimentaria entre las poblaciones rurales cuando llegaban tiempos difíciles. La migración también era una práctica habitual entre los jóvenes, por ejemplo, para conseguir más ingresos antes de contraer matrimonio. Sin embargo, hoy en día se está generalizando la percepción de que la migración es la única escapatoria duradera, e incluso permanente, de la pobreza y el decreciente nivel de vida. Cada vez más gente la considera la única salida.
Hay otros caminos de regreso
Podemos impulsar oportunidades económicas y de empleo para los jóvenes y las poblaciones rurales basándonos de forma creativa en las oportunidades de desarrollo sostenible y crecimiento inclusivo que presenta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Buen ejemplo de ello es la Iniciativa sobre Sostenibilidad, Estabilidad y Seguridad en África que Marruecos y el Senegal pusieron en marcha en 2016.
Esta iniciativa intergubernamental africana pretende estabilizar las zonas "en riesgo" de inseguridad y migración por dificultades económicas generando nuevos puestos de trabajo para rehabilitar la tierra degradada. Los grupos a quienes va dirigida son las poblaciones jóvenes y vulnerables, los migrantes por dificultades económicas y los grupos en situación de riesgo, como es el caso de los excombatientes que podrían ser contratados para restaurar zonas degradadas.
En concreto, la iniciativa implica tres medidas fundamentales. En primer lugar, crear 2 millones de empleos ecológicos para los grupos vulnerables y en situación de riesgo social con el fin de restaurar 10 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2020. Esto contribuirá a cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8 relativo al trabajo decente y el crecimiento económico y, al mismo tiempo, el ODS 15, que aspira a mejorar los ecosistemas terrestres. En segundo lugar, perfeccionar los sistemas de preparación y de alerta temprana para prever las sequías y otros desastres naturales, a la vez que se desarrolla la resiliencia y se previenen los desplazamientos a gran escala derivados de las sequías. En tercer lugar, ampliar los derechos de tenencia y de acceso a la tierra, ya que la propiedad de la tierra refuerza la sensación de pertenecer a una comunidad y un lugar específicos.
El aspecto positivo es que ya se han asumido unos compromisos políticos que están recibiendo apoyo. Los Jefes de Estado y de Gobierno en su Primera Cumbre Africana de la Acción, celebrada en noviembre de 2016, prometieron agilizar la aplicación de esta iniciativa movilizando sus propios recursos y atrayendo a donantes multilaterales y bilaterales, además de a agentes no estatales. El 27 de mayo de 2017, en el Comunicado de Taormina se reconoció que la seguridad, la estabilidad y el desarrollo sostenible en África eran de máxima prioridad para los dirigentes del Grupo de los Siete. Pocas semanas después en Berlín, la importancia de la Iniciativa sobre Sostenibilidad, Estabilidad y Seguridad se debatió en el marco de la Alianza Grupo de los 20-África, donde se abordó la crisis de migración en Europa. En junio, en la víspera de la Cumbre del Grupo de los Cinco en el Sahel, los Presidentes de Burkina Faso, Malí y el Níger acogieron el Llamamiento a la Acción de Uagadugú con el compromiso de aplicar la Iniciativa sobre Sostenibilidad, Estabilidad y Seguridad para promover puestos de trabajo basados en la tierra para los grupos vulnerables.
En Asia y América Latina, están surgiendo a menor escala tendencias similares en la migración por dificultades económicas a causa de la degradación de la tierra y las sequías. A raíz de la desertificación y las sequías, se prevé que hacia mediados de siglo a nivel mundial haya hasta 135 millones de personas que se encuentren en riesgo de tener que migrar por dificultades económicas.
Los medios de vida de las poblaciones rurales de todo el mundo se encuentran amenazados por la pérdida de tierras productivas. Como resultado, hay personas que abandonan sus hogares y comunidades. Se requieren soluciones audaces e innovadoras para hacer frente a esta crisis en distintas regiones del mundo. Convendría examinar esta situación en los foros internacionales que se han propuesto, como por ejemplo, el pacto mundial de las Naciones Unidas para una migración segura, ordenada y regular y el pacto mundial de las Naciones Unidas sobre los refugiados, así como en el Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo. En el 13er período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, que se celebrará del 6 al 16 de
septiembre de 2017 en Ordos (China), está previsto plantear la cuestión de la rehabilitación de las tierras como medio para afrontar las corrientes migratorias y contribuir a la reintegración de los migrantes.
Agadez (Níger), 2017
A fin de probar el potencial de los enfoques sostenibles e inclusivos para generar empleos basados en la tierra y crear comunidades resilientes, la Iniciativa sobre Sostenibilidad, Estabilidad y Seguridad ya ha tomado su primera medida estableciendo un lugar de demostración en Agadez. En este lugar, los migrantes que regresen a sus países de origen recibirán capacitación sobre técnicas de restauración de tierras que puedan aplicarse en futuros trabajos en la tierra. El programa de demostración de la Iniciativa sobre Sostenibilidad, Estabilidad y Seguridad, invirtiendo en la rehabilitación de tierras a la vez que asegura el acceso a la tenencia, el crédito y la formación empresarial, trabajará con miras a crear nuevos puestos de trabajo para migrantes en dificultades y a aumentar el prestigio y los ingresos de los trabajadores agrícolas. A través de un paquete de medidas de reintegración se concederá a los migrantes que regresen una parcela de tierra y se les garantizarán los derechos de acceso o tenencia, de acuerdo con las directrices voluntarias de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, además de los instrumentos necesarios para rehabilitar la tierra y una remuneración a modo de incentivo. La compensación financiera se ofrecerá durante un plazo determinado, hasta que la tierra empiece a ser productiva de nuevo.
Con el fin de aumentar el potencial del lugar de demostración, los Gobiernos africanos ofrecerán condiciones que favorezcan nuevas oportunidades de empleo y especificarán los lugares donde se podrán otorgar derechos de tenencia o acceso a la tierra a los grupos vulnerables o en riesgo social. Los asociados para el desarrollo y otras partes interesadas colaborarán para invertir en infraestructuras rurales, instrumentos de rehabilitación de tierras y el desarrollo de aptitudes en los lugares declarados zonas propensas a la migración o en situación de riesgo social.
África, debido a la rápida expansión de su fuerza de trabajo, junto con el crecimiento acelerado de sus mercados nacionales, la abundancia de recursos naturales y la diversidad de sus ecosistemas, posee un enorme potencial para alcanzar una vía de desarrollo positivo y cubrir sus propias necesidades. Sin embargo, este crecimiento y desarrollo dependen de la capacidad del continente para estabilizar las zonas de riesgo, ofrecer una respuesta eficaz a las posibles crisis y generar oportunidades para empezar una nueva vida. La Iniciativa sobre Sostenibilidad, Estabilidad y Seguridad, que agrupa a muchos Gobiernos africanos con el fin de hallar soluciones para el desarrollo que promuevan la inclusión de los grupos marginados y vulnerables de la sociedad, constituye un gran avance en la dirección correcta.
A diferencia de otras oportunidades de empleo, los puestos de trabajo basados en la tierra pueden contribuir de forma considerable a estabilizar las comunidades rurales e impulsar el desarrollo local. En los países con altas tasas de desertificación y gran crecimiento demográfico, la rehabilitación de tierras es esencial para aumentar la cantidad de recursos disponibles en relación con el desarrollo económico, en particular el agua y la tierra productiva.
Notas
1 Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), State of the World’s Cities 2010/2011: Bridging the Urban Divide (Londres, Sterling, vv. aa., 2011), pág. 33, citado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), “Asentamientos informales”, Documentos temáticos de Habitat III, núm. 22 (Nueva York, 2015), pág. 4.
2 S/PV.7272.
3 Centro de Seguimiento de los Desplazados Internos y Consejo Noruego para los Refugiados “Global Report on Internal Displacement (GRID 2016)” (Ginebra,
2016), pág. 52. Puede consultarse en http://www.internal-displacement.org/assets/publications/2016/2016-globa....
4 Katrina Nett y Lukas Rüttinger, “Insurgency, terrorism and organized crime in a warming climate: analysing the links between climate change and non-State armed groups”, informe (Berlín, Adelphi, 2016), págs. 20 a 24.
5 Organización Internacional del Trabajo, World Employment and Social Outlook: Trends for youth 2016 (Ginebra, 2016), pág. 12.
La Crónica ONU no constituye un registro oficial. Tiene el privilegio de acoger a los altos funcionarios de las Naciones Unidas, así como a distinguidos colaboradores de fuera del sistema de las Naciones Unidas cuyas opiniones no son necesariamente las de las Naciones Unidas. Del mismo modo, las fronteras y los nombres que se muestran y las designaciones utilizadas en los mapas o en los artículos no implican necesariamente un apoyo o una aceptación por parte de las Naciones Unidas.