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Consejo de Seguridad 2006: Recapitulación

Mantenimiento de la paz, consolidación de la paz

Mantenimiento de la paz

El Consejo dedicó dos días seguidos en febrero a tratar asuntos relacionados con el mantenimiento de la paz, basándose en la premisa de que la explotación y el abuso sexuales, así como la corrupción y la mala gestión, pueden reducir la efectividad de las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas.

Después de que una auditoría de la Oficina de Servicios de Supervisión Interna (OSSI) mostrara pruebas de la mala gestión y el riesgo de «graves pérdidas económicas» en las adquisiciones para el mantenimiento de la paz, el Consejo celebró un debate el 22 de febrero sobre el asunto, pese a las objeciones del Movimiento de los Países no Alineados, que mantenía la posición de principio de que estos asuntos son competencia de la Asamblea General y que al tratarlos el Consejo estaba usurpando la autoridad de la Asamblea.

Mark Malloch Brown, jefe de gabinete del Secretario General, afirmó ante el Consejo que los funcionarios de alto nivel de la Organización habían adoptado una política de «tolerancia cero» hacia el fraude y la negligencia grave, y que habían suspendido, con sueldo, a ocho funcionarios, mientras la investigación continuaba. El Departamento de Gestión también estaba llevando a cabo un examen general de las reglas, los reglamentos y las políticas, centrándose en actualizar los procedimientos para las adquisiciones y mejorar los mecanismos de control interno.

Varios oradores que intervinieron en el debate que siguió a la presentación de información también se alegraron del establecimiento del grupo de tareas sobre fraude en las adquisiciones de la OSSI para dirigir las investigaciones, y recalcaron que era necesario tomar las medidas necesarias rápidamente para clarificar las presuntas malas prácticas y responsabilizar completamente a los culpables.

El representante del Japón afirmó que este asunto corresponde claramente a la competencia del Consejo, como órgano encargado de la elaboración de los mandatos de mantenimiento de la paz. Al mismo tiempo, la gestión, el presupuesto y las adquisiciones en sus detalles específicos en general habían sido la prerrogativa de la Asamblea, que tenía la responsabilidad de supervisar los aspectos administrativos y financieros del mantenimiento de la paz, incluido el examen amplio de las prácticas, reglas y reglamentos pertinentes. Dada la gravedad de las presuntas irregulares, ambos órganos tenían que trabajar con urgencia, complementarse mutuamente y garantizar un enfoque coherente en cuanto a la cuestión.

El representante de los Estados Unidos, que ocupó la presidencia del Consejo durante el mes y que había solicitado la reunión, pidió un «cambio a gran escala» en la manera cómo funcionan muchos organismos y entidades dentro sistema de las Naciones Unidas. Señaló que el fraude y el desperdicio en materia de adquisiciones afectaban directamente a la economía estadounidense, puesto que Estados Unidos era el principal contribuyente de la Organización, que paga el 27% del costo de las operaciones de mantenimiento de la paz. Esto significa que los Estados Unidos financian la cuarta parte de cada caso de despilfarro, fraude y abuso.

Al mismo tiempo que reiteraba la importancia del asunto, el representante de Sudáfrica, que habló en nombre del «Grupo de los 77» países en desarrollo y China, dijo que el Consejo no era el foro adecuado para discutir asuntos que son competencia de la Asamblea. El principio fundamental, la base del esfuerzo colectivo de reforma era que la ONU es un órgano intergubernamental en el que todos y cada uno de los Estados Miembros tienen que ser escuchados, sin tomar en consideración las aportaciones al presupuesto. El hecho de que haya una diferencia en el nivel de la contribución económica no implica que haya una diferencia en el papel de los Estados Miembros en cuanto a la toma de decisiones.

El 23 de febrero dos funcionarios de alto nivel informaron al Consejo sobre las medidas tomadas para tratar el tema de la explotación y el abuso sexuales cometidos por el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Jean-Marie Guéhenno, Secretario General Adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz, dijo que la gravedad del problema había sido abiertamente reconocida, que se había creado una amplia estrategia de las Naciones Unidas y que se estaba progresando significativamente en cuanto a encarar el problema. Sin embargo, no todos los contingentes militares ni todo el personal sobre el terreno apoyaban plenamente todos los aspectos de la política de «tolerancia cero», en particular en lo relacionado con la prostitución. Pidió cooperación para tratar ese punto concreto, y pidió el refuerzo de la capacidad de las operaciones de mantenimiento de la paz y de la OSSI para investigar las violaciones, a la vez que se respeta el debido proceso.. Dijo que una vez superados los obstáculos, debería ser posible reducir la brecha entre la tolerancia cero y la completa conformidad.

El Asesor del Secretario General sobre la cuestión de la explotación y el abuso sexuales cometidos en las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, el Príncipe Zeid Ra’ad Zeid Al-Hussein, dijo que la explotación y el abuso sexuales deben ser vistos no como un asunto efímero de importancia pasajera, sino como el asunto grave que es. Era difícil cambiar la actitud de desdén hacia esta cuestión, pero como los soldados de las fuerzas de mantenimiento de la paz y sus colegas estaban desempeñando un servicio de gran valor para la comunidad internacional, era aún más urgente eliminar la lacra de explotación y abuso sexual en lo que de otra manera era un desempeño encomiable.

Las personas que intervinieron en el debate que siguió expresaron un amplio acuerdo en que únicamente mediante el mantenimiento de los más altos niveles de conducta ética la Organización podría preservar la credibilidad y la autoridad moral necesaria para llevar a cabo su misión en sociedades que ya estaban profundamente afectadas por la guerra. Los oradores rechazaron el comportamiento de aquellas personas relacionadas con las operaciones del mantenimiento de la paz que amenazaban con empañar el nombre y la imagen de las Naciones Unidas y expresaron su apoyo a la política de tolerancia cero.

También señalaron que se habían realizado esfuerzos notables para asegurar el progreso a ese respecto. Por ejemplo, se había investigado a más de 221 soldados de las fuerzas de mantenimiento de la paz, se había despedido a 10 civiles y se había repatriado a más de 88 miembros del personal uniformado. Se habían creado dependencias de conducta y disciplina en algunas misiones de mantenimiento de la paz y había aumentado el número de asesores sobre temas de género e infancia en las misiones. Sin embargo, en general se reconocía que seguían los problemas en varias misiones, y por tanto, se instó a los países que aportan tropas a que garantizaran que el personal que se desplegaba recibía una preparación adecuada y respetaba los más altos niveles de conducta. Fue considerado un deber inexcusable seguir derribando el «muro de silencio» para restablecer la reputación de las Naciones Unidas y de todos aquellos que representan a la Organización.


El contenido de esta página es una traducción no oficial, elaborada con la participación de la Facultad de Traducción de la Universidad de Salamanca.