Según el informe Valoraciones sobre la prevalencia de la violencia contra las mujeres, 2018, publicado conjuntamente por diferentes organismos de las Naciones Unidas, 1 de cada 3 mujeres sufre violencia doméstica en el mundo. A esta violencia también se la conoce como "maltrato en el hogar" o "violencia contra la pareja", y las Naciones Unidas la define como "un patrón de conducta en cualquier relación para obtener o mantener el control sobre la pareja".

En la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, en realidad, se hace un llamamiento muy concreto para "Promover la investigación, recoger datos y compilar estadísticas, sobre todo, en relación con la violencia doméstica". Esta es una de las áreas de investigación fundamental para las instituciones de educación superior de todo el mundo que se dedican a los estudios de género y a la promoción y protección general de las libertades fundamentales y los derechos humanos.

La violencia doméstica puede adoptar diversas formas y, en la mayoría de los casos, combina varios tipos de violencia, lo que genera depresión, lesiones y enfermedades. Además, la violencia doméstica ocasiona costos sociales y económicos más amplios, entre ellos los de los servicios para tratar y apoyar a las mujeres maltratadas y llevar a los agresores ante la justicia, aparte de la pérdida de empleo y productividad, que socava las capacidades de las mujeres e incluso frena el crecimiento económico.

El creciente número de estudios sobre los costes de la violencia se ha realizado, en su mayoría, en los países del hemisferio norte. Para subsanar esta brecha de conocimiento, un equipo dirigido por la Dra. Nata Duvvury del Centro para la Mujer Global de la Universidad Nacional de Irlanda - Galway, una institución miembro de la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI, por sus siglas en inglés) en Irlanda, ha elaborado una sólida base de pruebas sobre los costos de la violencia contra las mujeres, en particular, la violencia doméstica en el hemisferio sur.

Estos datos sirven para comprender cómo la violencia doméstica merma la seguridad económica y la calidad de vida de los hogares, al tiempo que limita la eficacia de los programas destinados a mejorar el bienestar y las capacidades de las comunidades en los países de ingresos bajos y medios. En el programa de investigación se han incluido varios proyectos en diversos países, realizados en colaboración con algunos organismos multilaterales.

Como a menudo faltan datos o éstos son de mala calidad, el equipo de investigación ha utilizado una combinación de métodos de investigación alternativos, como las encuestas, las entrevistas en profundidad y los grupos de discusión. Esta estrategia ha sido decisiva para generar datos complementarios, que permiten comprender en profundidad los costos de la violencia doméstica. Con el proyecto What Works to Prevent Violence  (Lo que funciona para prevenir la violencia) se da un paso más, ya que se examina el efecto en cadena de la violencia en la economía.

Para ello, se examinó el efecto sobre la educación de los niños y el trabajo de asistencia a  las mujeres, y se analizaron los costos para las empresas derivados de la violencia contra las empleadas. A pesar de los diferentes contextos de los países implicados, se han obtenido resultados similares en todos los proyectos de cálculo de costos. Por ejemplo, el maltrato psicológico es la forma más común de violencia doméstica en muchos de los países estudiados.

Además, las mujeres trabajadoras víctimas de la violencia declararon días de trabajo perdidos en los estudios de todos los países. Esta pérdida de trabajo de las mujeres sobrevivientes de la violencia se tradujo en una pérdida de productividad para las empresas y la economía en general. Mientras los países se esfuerzan por ampliar la participación económica de las mujeres para acelerar el crecimiento y erradicar la pobreza garantizando el bienestar de los ciudadanos, esta pérdida podría considerarse fundamental.

Además de generar costos a nivel individual, doméstico y nacional, la investigación también aporta datos macroeconómicos que permiten comprender de manera más profunda los costes de no hacer nada. La idea principal, dicen los investigadores, es, por supuesto, la traducción de estos resultados en recomendaciones prácticas que orienten la política, la práctica y la asignación de los recursos para prevenir la violencia doméstica en todo el mundo.

Por ejemplo, la investigación mostró que en Ghana, la violencia doméstica dio lugar a una reducción del 4,5% de las trabajadoras en ese país en 2019. Otro ejemplo es Vietnam, donde los costos globales de acceso a los servicios, las faltas al trabajo y la disminución de la productividad ascendieron en conjunto a más del 3% del producto interno bruto.

La investigación ya ha dado como resultado que varios países promuevan la inversión en prevención y respuesta, incluso a través de una nueva legislación y el aumento del presupuesto para los refugios primarios contra la violencia doméstica. En general, la investigación ha influido positivamente en la vida de las mujeres, al tiempo que ha sensibilizado a las partes interesadas para que comprendan y determinen mejor el alcance de la violencia doméstica.

"A nivel mundial, nuestra investigación sitúa la violencia contra las mujeres como una violación clave de los derechos humanos de urgencia económica y social", comentó la Dra. Nata Duvvury. "La investigación de costos es un aspecto esencial de la respuesta para abordar este problema. Y ser parte de las medidas para erradicar dicha violencia es lo que nos motiva a todos a continuar con este trabajo día a día, tendiendo un puente entre el mundo académico y la comunidad", afirmó.